Existen tanta historias que podemos contar de los locatarios del mercado Los Globos, el tianguis de mayor antigüedad en Ensenada, donde abundan los artículos de segunda mano, una gran variedades de frutas y verduras de temporada que difícilmente los supermercados pueden tener, y sobre todo, establecimientos tradicionales de comida que satisfacen a los paladares más exigentes y con precios accesibles a todos los bolsillos. En esta ocasión voy a platicarles de uno de estos personajes, de Imelda Méndez Olivarez, dueña de la Lonchería Lupita, ubicada en el puesto número 66.

Oriunda de Rincón de Romos, Aguascalientes, Imelda adquirió el gusto de cocinar desde temprana edad. Su primera incursión en la venta de comida fue durante los festejos de la Guadalupana en el Santuario de Ensenada en 1985, para esa ocasión preparó unas enchiladas con queso, papa, lechuga, crema y una salsa roja muy al estilo de su tierra natal. Tuvo tanto éxito que días después decidió rentar un local en “Los Globos” para aventurarse con sus recetas de antojitos mexicanos: flautas, sopes, taquitos y enchiladas. Aquel intento tuvo tan buenos resultados que después de 33 años sigue con el mismo esmero, disfrutando su pasión por la cocina y por servir a sus comensales diariamente.

Con gran satisfacción, Imelda narra que a través de estos años, Lonchería Lupita le ha dado el sostenimiento necesario para la formación académica de sus tres hijas, María Judith (psicóloga), Edith Guadalupe (informática), e Imelda (gastrónoma), quienes independientemente de su profesión, la apoyan los fines de semana. No sabe con precisión cuanto tiempo va a seguir con el negocio, pero cree que será largo, pues lejos de sentirse cansada, aún le brota una pasión que no puede ocultar. Sigue participando cada año con su equipo en los festejos a la Virgen de Guadalupe con su famosa enchilada, “normalmente terminamos cansadas y antes de levantar las cosas (los utensilios), le hago la misma pregunta a mi personal ¿quieren volver el próximo año? Y siempre recibo la misma respuesta, un si unánime” concluye Imelda con un gran sonrisa.