Ernesto Ruffo Appel, primer gobernador en el país emanado de un partido distinto al PRI, vive atrapado en un mundo de contradicciones.
Cuando menos así lo evidenció durante su asistencia a la sede panista local, en donde acumulaba años sin apersonarse.
Y podrían acumularse muchos años más de ausencia de no ser por su aspiración de convertirse en dirigente nacional del PAN.
Ruffo Appel compareció ante un centenar de correligionarios para denunciar vicios e irregularidades en la cúpula de Acción Nacional.
Para denunciar acuerdos extraños con priistas, para denunciar los “moches” en donde se han involucrados diputados federales y para denunciar la utilización de un padrón electoral con fines de control y reparto de posiciones.
El aún senador de la República y próximo integrante de la legislatura federal, culpo directamente a Felipe Calderón Hinojosa de convertir al PAN en un partido al servicio de unos cuantos, unos cuantos que se apartaron de la doctrina que rige a este instituto político.
Con Calderon nació el PRIAN, aseguro.
Y ya con el pie en el acelerador, Ruffo se declaró en contra de la imposición de candidatos, de los “chapulines”, de los padrones a modo de las dirigencias y de aquellos que ven al PAN como la instrumento para hacerse de poder.
Ahora en pos de la dirigencia nacional, el político ensenadense aseguró que el enamoramiento de millones de mexicanos con Andrés Manuel López Obrador no durará mucho y que cuando eso ocurra el PAN debe estar preparado.
Cuestionado sobre su discreto papel como senador y también por su poca presencia pública en la entidad, respondió que si no lo vieron mucho por estos lares fue para evitar fotografías incómodas con funcionarios públicos que no gozan de buenos créditos con la sociedad.
Angela Zepeda Moran fue la panista que le hIzo los extrañamientos más directos y puntuales:
1. Porque en su papel como senador no tuvo un contacto más estrecho con los ensenadenses.
2. Porque no abrió un módulo de atención ciudadana.
3. Porque acepto una diputación plurinominal sin consultarlo a las bases, sin concluir su mandato como senador y más con tantas irregularidades y vicios denunciados.
Los cuestionamientos de Zepeda Moran calaron en el exgobernador y entre sus simpatizantes que llegaron al recinto panista.
Y Ruffo quiso defenderse, y quiso escabullirse, y terminó por enredarse en sus propias contradicciones.
Y es que con su acciones evidencio que una cosa son sus mensajes y otra muy distinta el provecho personal que ha logrado de un partido en crisis.
Ruffo Appel dispone, como ha ocurrido desde muchos años atrás, de la asistencia personal de un agente de la Policía Ministerial. Agente que también figuró entre los asistentes de la asamblea panista del pasado lunes.
Ruffo Appel va por la dirigencia nacional del PAN, proceso en el que aseguró ya se alinearon más de ocho gobernadores panistas para favorecer a otro aspirante.
De su próxima visita a las instalaciones locales de su partido, no dijo nada. Lo mismo puede ser en unos días, unas semanas o unos años.