Las abejas son unos insectos de vital importancia para el medio ambiente y la biodiversidad, su actividad polinizadora es esencial para el desarrollo de una gran variedad de cultivos y plantas silvestres. A esto hay que añadir que la actividad de las abejas contribuye al bienestar humano de múltiples formas, mediante la producción de alimentos y productos como la miel, la cera, los propóleos, suplementos dietéticos como la jalea real, así como ingredientes para la elaboración de otros alimentos. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, del 90% de los 100 cultivos principales con los que se abastece la humanidad, 71% son polinizados por las abejas.

La Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA) ha publicado un interesante artículo en el que habla sobre los problemas que afectan a las abejas y considera prioritario vigilar y mantener las poblaciones de abejas a nivel mundial, ya que la reducción del número de estos polinizadores podría tener consecuencias dramáticas, de hecho, se asegura que la pérdida de abejas en el mundo amenaza a la seguridad alimentaria y a la biodiversidad en las próximas décadas. Durante los últimos veinte años, se ha experimentado una reducción del número de abejas en Europa Occidental, países como Bélgica, Suiza, Holanda, Italia, Alemania, Reino Unido y España, han informado cada año sobre la pérdida de las colonias de estos polinizadores. Según esta agencia, el uso inapropiado de insecticidas en los cultivos, la apicultura migratoria forzada y la falta de un plan de acción integral para proteger a las abejas así como a otros polinizadores, son las causas que provocan que las abejas estén muriendo.

Con los datos antes mencionados, no es muy difícil imaginar cómo sería nuestra alimentación sin las abejas, nuestra dieta sería aburrida y carente de los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Debemos recobrar nuestra conciencia hacia estos pequeños insectos.