Inmersos en aguda crisis, panistas y priístas parecen resignados a recolectar los votos que se puedan en la próxima elección local. Sin más metas que competir con decoro y no claudicar antes de tiempo.
Y es que, literalmente, es lo único que les queda.
El desgaste propio de administrar el poder, el alejamiento de las causas populares y los excesos de arrogancia, fueron palas que poco a poco cavaron la tumba que hoy luce preparada, lista.
Y en Acción Nacional como en el Revolucionario Institucional parecen estar mentalmente preparados para lo que viene. Cuando menos eso es lo que manifiestan con sus acciones.
En el PAN optaron por cerrar la puerta a opciones ciudadanas que les daban más votos, con tal de competir con su propia militancia. Se aferraron a su orgullo y lo presumen. Irán a la elección con su camiseta bien puesta, pero con los ojos vendados.
Casi condenados a la derrota. Pero perdiendo con los de casa, han de decir, se siente menos feo.
Y posiblemente si se sienta menos feo, pero al final de cuentas las elecciones se deciden con votos y no con sentimentalismos.
En Acción Nacional están obligados a levantar de nuevo las paredes, pero deben hacerlo en cimientos sólidos y no en bases de arena. Si del fracaso no aprenden, no aprenderán nunca.
En el PRI su resignación es fosforescente. Se ve hasta en la oscuridad. Sus liderazgos se apartaron de la pugna por las candidaturas y dejaron abierta la puerta a la libre disputa.
Por eso sorprende la presencia de personajes ciudadanos que, como mera experiencia de vida, pretenden la candidatura del PRI a la alcaldía.
De aquellos priistas de “peso” cuyos nombres siempre se colocaban sobre la mesa previó a un proceso electoral, hoy no aparecen.
La competencia por los espacios que estarán en juego en los comicios de junio, se observa anticipadamente perdida. Y se nota en el priismo.
Menos sentimentales que los panistas, los militantes del tricolor se manifiestan más prácticos y por ello se preparan para tomar, de los perdido, lo que se pueda.
La resignación, eso sí, parece un punto de coincidencia para unos y otros.