En las postrimerías de su administración, Marco Novelo cometió dos pifias que hacen más complicada y polémica su gestión: dejar al garete el carnaval y validar que las Bajas se monten al inferior de un predio de su propiedad.
Primero fue el carnaval. Mal asesorado e influenciado por su coordinador de seguimiento gubernamental, Mario Alberto Cabrera Mendoza, el alcalde decide licitar la organización del festejo popular más importante en Baja California.
Lo que nunca antes en 99 años, Marcó Novelo lo aprobó con el consentimiento de la mayoría de los integrantes del Cabildo. Optaron por la recaudación antes que por preservar y ponderar un festejo que forma parte de la historia de los ensenadenses.
Y así, de tajo, hicieron del carnaval una fiesta privada, un negocio de particulares.
Por si fuera poco, de lo recaudado por licitar la organización poco dinero se destino a cubrir los adeudos que el Comité de Festejos de Ensenada (Comife) tiene con proveedores y que suman más de dos millones de pesos, cuando ese había sido el compromiso.
En la licitación de la organización del carnaval que recién concluyó, las irregularidades brotaron por si solas. Novelo y sus regidores cedieron la fiesta a una empresa privada sin una zona de festejos determinada.
La cedieron a cambio de un millón de pesos y los organizadores luego decidieron fijar el carnaval donde más convenía a sus interés y no los de la ciudad.
Los reclamos llegaron rápido, de ciudadanos y de comerciantes. Reclamos que terminaron en ruptura entre el alcalde y la Cámara Nacional de Comercio (Canaco). Ruptura que llego incluso a situaciones vergonzosas durante la “quema del humor”.
Novelo ya no tiene carnavales por autorizar, por licitar o vender. Los suyos, los de su administración, convertidos en negocio privado han sido los más deslucidos y controvertidos.
Por si fuera poco, luego llegaron las Bajas. Las famosas carreras fuera de camino.
El gobierno de Marco Novelo se desligó de la decisión de los dueños de Score International de llevarse las revisiones mecánicas a predios que son propiedad del alcalde y su familia.
Se desligó el alcalde de tal decisión, pero tampoco se opuso a que fuera al interior del complejo Estero Beach donde ocurran las actividades preeliminares de las carreras que promueve Score International.
Las suspicacias y las especulaciones se abrieron paso. Las inconformidades de organismos como la Canirac, también.
Cuestionan que un evento, si bien privado, pero que recibe apoyos a través de recursos públicos monte sus actividades en terrenos propiedad del alcalde y su familia.
Las carreras fuera de camino Baja 500 y Baja 1000 desde hace años gozan de beneficios que ni festejos locales, como el carnaval reciben.
Apoyos para el pago de rutas, seguridad, limpieza y facilidades para comercializar vías públicas, entre los apoyos que recibe la empresa Score International.
Recién esta empresa anunció que tomó la decisión de realizar la revisión mecánica en el Estero Beach y ya no sobre vías públicas de la zona turística.
Si bien toda empresa tiene el derecho de montar sus eventos donde le plazca siempre y cuando cumpla con las reglamentaciones, el que Score International se haya decidido por un predio propiedad del alcalde despertó dudas y especulaciones.