Tristemente analizamos que con los cambios de gobierno, la experiencia acumulada se tira a la basura. En esta pandemia del COVID-19 se debería estar aplicando los protocolos usados para combatir al AH1N1 en 2009. Seguramente como el presidente de México era Felipe Calderón todos los manuales desaparecieron gracias a la Cuarta Transformación.

En esta contingencia debe haber humildad y humanidad entre todos, no debe haber división entre los mexicanos, no echarle la culpa a los conservadores, liberales, neoliberales, de derecha, de izquierda, fifís, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto. Combatamos la pandemia como un solo México sin descalificativos, solo así seremos grandes.

Cualquiera que camine por la avenida Ruiz, entre la avenida Juárez y calle 3 en Ensenada, podrá observar las líneas de cuentahabientes, juntos, sin respetar las medidas de prevención al contagio como es el espacio de metro y medio de distancia. Los vemos sin orden y para las personas con discapacidad no tienen asientos de espera, no existe protocolo de tiempo estimado de atención y esto hace que al entrar al banco estén más contaminados los clientes.

No existe respeto a la dignidad de los clientes. En algunos supermercados solo aceptan el ingreso de una persona para comprar e impiden la entrada al acompañante de la gente de discapacitada, esto impide que alcancen los productos.

No vamos para recibir favores… somos clientes y gracias a nosotros existe y subsiste cualquier negocio, en especial los supermercados, bancos, tiendas de consumo.

El respeto a la dignidad de los discapacitados y tercera edad se debería trasladarse a las políticas de capacitación a sus empleados, especialmente a los designados para el control de ingreso.

El presidente de México pide se respete y cuide principalmente a las personas de la tercera edad, ¿Respeto es tenernos en una escalera? ¿En la baqueta en la calle para esperar turno?, ¿No permitir la entrada nuestro acompañante? ¿Aguantar el aire, lluvia y polvo, sin saber a qué horas ingresaremos?

Las instituciones de salud pública como el IMSS tienen el mismo problema: todos aglomerados en la escalera de la clínica 8 y en el patio de la 32, sin un protocolo para entregar las recetas a los pacientes crónicos, esperando sin ninguna facilidad, sin respeto de la sana distancia, sin poder sentarse, sin poder ir al baño.

Creo que a los doctores pueden emitir las recetas de los pacientes que tienen cita, sin necesidad de verlos físicamente. La farmacia puede tener las medicinas listas, entregando por horarios de consulta.

En la página de IMSS.gob.mx se encuentran nuestras citas, para consultarlos se requiere el CURP.

Dar una capacitación profesional a los porteros para que veraz, oportuna, paciente y claramente nos la proporcionen. Y con paciencia nos indique las instrucciones de la dirección de la clínica.

Cuando tenemos cita nos solicitan los números de teléfono fijo y celular. ¿Porque no puede haber una atención de llamarnos avisando la cancelación de las citas? Muchas gentes tiene que venir en camión solo para hacer fila, para enterarse que cancelaron su cita, el costo el pasaje y el tiempo invertido, la decepción, de regresar a sus hogares, sin consulta, sin medicina y la incertidumbre de cuándo podrá tener sus medicamentos, esto es inaceptable e inhumano.

Espero nuestras autoridades reflexionen y hagan un protocolo más humanista sin contravenir las disposición de prevención ante la pandemia.