Esta entrega voy a hacer una especie de paréntesis de mi relato para referirme a alguna dudas y preguntas que algunos de mis amable lectores han expresado y que pienso deben de plantearse para poder lograr un relato que sea fluido y entendible a la vez.
Recuerdo de aventura refiere a un recuento personal ocurrido en abril y mayo de 1957, cuando la tarde noche del día 10 de abril tome la decisión de salir a explorar mi mundo.
Es una narración verídica. Nunca antes escrita por mí y si acaso habiendo relatado algunos eventos en forma aislada y de conversación. No incluye nombres, ya que han pasado más de 60 años y lograron evaporarse de mi memoria.
Es importante reconocer que mi actuar reflejaba mucho de mi inocencia, ingenuidad, y si, espíritu aventurero. Si consideramos el comportamiento social de aquellos tiempos y lo comparamos con el presente, en lugar de aclararnos el panorama de hecho lo hace sonar tan irrelevante, absurdo y falso que dan un sesgo novelesco, a lo que insisto, es un recuento de lugares y acciones que en realidad sucedieron y que por varias razones nunca antes las había compartido en forma general, como ahora lo hago. Ya sea por vergüenza o modestia.
El propósito de hacer pública mi “secreta” aventura, es porque, ahora, cuando ya no quedan en vida, casi nadie que se vio afectado y preocupado por mis correrías y por la ausencia sin justificación. El efecto que tuvo con mi inmediata familia: mi madre en Ensenada, mi tío y abuela en Guadalajara, los amigos íntimos de ambas familias, en fin, puedo decir que quienes me conocían y sabían de mi desaparición, sufrieron al no saber de ese escuincle de 13 años.
Algunos de mis amables lectores han referido lo que hubiera sido conveniente hacer conmigo al final de la aventura. Varios incluían en su decir el uso de “vara de membrillo” o del uso de “un buen cinturón”… no hubo castigo físico alguno, si acaso, como medida correctiva fui destinado a ser parte del Internado de la Paz, del Colegio Marista de San Luis Potosí, donde pase 13 meses, hasta que mi tutor “Tío Manolo” murió en un accidente aéreo. Mi madre viajó a San Luis Potosí a recogerme y traerme a Ensenada por un tiempo.
Por razones difíciles de entender estos hechos no fueron ventilados en conversaciones sociales. Esta evasiva de platicar sobre mi aventura, creó un velo de silencio y casi paso al olvido.
Espero que este breve intermedio logre poner en un contexto de realidad y aclaración los detalles que sin explicación anoto.
Quiero agradecer el interés que he encontrado en ustedes y que me hace tener un cuidado especial mencionar lo más relevante. La próxima semana seguiré con mi relato y espero que para entonces ya tenga en servicio la página de internet donde se podrá encontrar todas las entregas que logre publicar en Ensenada Net.