A partir de 2014, la Organización Mundial de la Salud redujo en un 50% la cantidad recomendada en el consumo de azúcar. En un adulto con un índice de masa corporal normal, no debe superar el 5% del total de calorías diarias, es decir, de 50 gramos bajó a 25 o su equivalencia, seis cucharaditas de café, y que, además, independientemente de la cantidad de azúcar que añadimos en nuestros alimentos y bebidas, debemos ser sumamente cuidadosos con todos los monosacáridos (glucosa y fructosa) y disacáridos (sacarosa o azúcar de mesa) que son añadidos por los fabricantes en los productos procesados.

Consecuentemente, el consumo excesivo de azúcar nos puede ocasionar las siguientes afectaciones:

• Deterioro de las cavidades dentales

• Pérdida de control sobre el hambre

• Aumento de peso

• Diabetes

• Hígado graso

• Cáncer de páncreas

• Insuficiencia renal crónica

• Hipertensión arterial

En la actualidad, la mayoría de los sustitutos del azúcar son compuestos sintetizados artificialmente, sin embargo, en fecha reciente, surgió una alternativa interesante, se trata de un azúcar de bajo índice glucémico extraído de materias primas vegetales reciclados, como las partes fibrosas y desechables de las mazorcas de maíz, la cáscara de avena o la paja del trigo. Para tener una idea de la reducción de calorías, 10 gramos de azúcar de fibra contienen 18 calorías, la misma cantidad de azúcar de mesa contiene 40 calorías.

Tom Simmons, fundador de The Supplant Company que desarrolló este azúcar, comenta que la fibra vegetal es la fuente de azúcares naturales más abundante y es necesario aprovechar todo su potencial, recuperando un producto resultante de la actividad del sistema agrícola.