En México, aproximadamente el 70% de la población lo padece, siendo la inseguridad, la situación económica, la desconexión a redes sociales y el cumplimiento de expectativas algunos de los detonadores más relevantes.
Seyle fue quien utilizó el término estrés por primera vez en el campo de la medicina, refiriéndose a este como la respuesta no específica del cuerpo a cualquier demanda que sobre él se ejerce. Actualmente, se sabe que una de las características del estrés es el esfuerzo adaptativo frente a un problema, y es gracias a él que el hombre ha sobrevivido.
La psicóloga Irma Leal menciona que “prácticamente nunca vivimos sin él y en pequeñas dosis estimula y motiva al logro, pero cuando es excesivo es cuando repercute en la salud”, existiendo síntomas físicos y psíquicos; los primeros pueden ser boca seca, ritmo cardiaco acelerado, sudoración excesiva, dolor de espalda, problemas para respirar, malestar estomacal, entre muchos otros, mientras que los psíquicos incluyen irritabilidad, problemas de concentración, cansancio excesivo, problemas de sueño y tristeza entre otros.
Las situaciones estresantes pueden ser variadas y dependen de la edad, género, cultura… también, existen estresores universales, tales como los desastres naturales, muerte de seres queridos, enfermedad crónica, cirugías, etc. Sin embargo, el cómo reacciona una persona ante una situación de estrés será totalmente particular, y mucho tiene que ver la capacidad de resiliencia de cada quien, así como sus redes de apoyo en general.
Por otro lado, los sucesos estresores no necesariamente son negativos, también pueden implicar hechos positivos como el embarazo, una boda, graduación o algún otro evento importante.
Además, existen personalidades con tendencia al estrés, por ejemplo, cuando una persona tiende a ser muy competitiva, tendrá rasgos impacientes, agresivos y hasta hostiles e inseguros, generándole episodios estresantes que pueden desencadenar más fácilmente en problemas para la salud, como los cardiacos.
De manera general, el estrés afecta al cuerpo así: el estresor se percibe como una amenaza y nuestro cuerpo responderá de dos formas, o lucha o huye. Para que el cuerpo se prepare a luchar, este debe segregar varias hormonas que provocan cambios fisiológicos, y cuando no existe un buen manejo del estrés, estas alteraciones en el organismo a la larga traen como consecuencias los padecimientos antes mencionados, y juegan un papel importante en enfermedades respiratorias, artritis, lupus, cáncer, etc.
Por esto, la psicóloga Irma Leal menciona que para afrontar al estrés se recomienda:
1. Ver los sucesos estresantes como problemas a resolver y no como amenazas.
2. Llevar una vida organizada: planear horarios y llevar agendas, por ejemplo.
3. Utilizar técnicas de relajación como meditación o masajes.
Y muy importante, cuando este padecimiento se salga de tus manos, busca apoyo médico y psicológico, el estrés se puede trabajar antes de que repercuta en tu salud de manera más agresiva.