Para entender a Don Benito Juárez como ser humano y como le gustaría haber sido recordado,
debemos leer la visión de Nemesio García Naranjo.
¿Quién fue Nemesio García Naranjo?, nació el 8 de marzo de 1883 y falleció el 21 de diciembre de 1962, abogado, periodista, escritor, historiador, político, catedrático y académico mexicano.
Existen hombres que han llenado después de muertos páginas y páginas por sus seguidores enemigos y defensores, entre ellos este don Benito Pablo Juárez García: en este trabajo he querido tomar como lineamiento para él, anotaciones de artículos escritos hace más de 90 años
Continuando con algunos escritos dedicados a don Benito Juárez, me encontré uno de hace más de 85 años, que fue publicado como una fantasía en un diario local de Texas por Nemesio García Naranjo: un diálogo entre él y Benito Juárez, del cual he tomado algunos estratos.
Escribió García Naranjo ¨Creí encontrarme con un ídolo y me encontré con un hombre. Esperé encontrar un Juárez como lo han hecho aparecer sus acérrimos defensores, como si fuera un ídolo de piedra, ante el cual como efigie se postran referentes las tribus que poblaron las planicies mexicanas y me encontré con un hombre que respiró, vivió y fue agitado por el soplo tempestuoso de todas las pasiones humanas: imaginémoslo ahora que es el propio Juárez quien hablará:
-Vuestra Generación me ha ido haciendo como una abstracción de mi personalidad de hombre. Se me representa como un ser excepcional que existió en la mente de algunos. Se me ha cubierto de bronce y cemento armado hasta transformarme en un ídolo semejante a los de antigüedad. Se me juzga insensible e inmune al halago, anestesiado para los efectos humanos. Mis panegiristas me pintan con líneas rectas y con la monotonía aburrida del desierto. Y no piensan que mi carácter de hombre tuvo las curvas necesarias para serlo.
Yo no fui así. Fui por lo contrario muy humano, mi carácter sufrió el tormento las vacilaciones y de los destanteos. Pero por desgracia no quieren ver en mi sino una estatua, y estrellar, como antiguamente hacían con las infelices víctimas humanas, a todos los enemigos de la subsecuente revolución, que ha sufrido México, sobre mi pétreo pecho.
Yo no pensé así de México ni he querido ser nunca la piedra de sacrificio de los mexicanos Tal como muchos mexicanos me conciben con sus propias ideas de odio exterminio, pero no al hombre que tiene sentimientos humanos de amor para sus semejantes y para su Patria (Continuará) 1/5