Comida urbana es sinónimo de cocina callejera, de pequeños establecimientos, de puestos en mercados públicos. La mayoría son de oferta local, y frecuentemente resulta más económica que la disponible en los restaurantes.
Un retrato fiel de la Comida urbana publicado por la Organización para la Agricultura y la Alimentación describe que, gracias a su bajo costo y su conveniencia, todos los días consumen alimentos en la calle 2.5 millones de personas en todo el mundo. En América Latina la compra de alimentos por este concepto representa el 30% del gasto de las familias urbanas. En Bangkok, 20 mil vendedores proporcionan a la población urbana alrededor del 40% de su ingestión global de energía. Además de ser económicas, las ofertas también pueden ser nutritivas; un estudio realizado en Calcuta reveló que un alimento promedio contenía unos 30 gramos de proteína, 15 gramos de grasa y 180 gramos de carbohidratos.
La comida urbana llegó a tener tanta influencia que La Guía Michelin, autoridad para la clasificación en estrellas a los mejores restaurantes del mundo, a partir de 1997 adicionó una categoría denominada Bib Gourmand para distinguir a los lugares que ofrecen productos de excelencia en relación precio-calidad (menor a los 35 euros por consumo). Para muchos críticos gastronómicos, es un reconocimiento tácito hacia este sector.
Por cierto, ¿conoces algunos de esos manjares ensenadenses? pescado ahumado, almeja pismo, tacos de pescado, burritos de machaca, ceviche de pescado, caldito de chicharrón, caguatún, tacos sicodélicos.