Los Pelos de la Mula y Lázaro

Nota publicada el 13 de julio de 2009
por Elizabeth Vargas

Una de las bromas comunes entre reporteros, tiene que ver con la muerte, de quien se morirá primero y la responsabilidad de los que quedan, de escribir una biografía bonita, pero sobre todo con la menor cantidad posible de errores.

Esto no es sencillo, porque se podrá escribir una biografía bonita, pero si el reportero revive y la revisa, encontraría por supuesto una gran cantidad de metidas de pata, por lo cual omitiré precisiones, pero describiré al Lázaro Márquez que me tocó conocer y con el cual me tocó competir por notas exclusivas, las que eran favoritas de “Lázarin” como yo le decía con cariño.

Lázaro era un hombre bueno, un caballero de esos de antes, que respetan a las damas y les dan su lugar, un hombre de su casa, proveedor responsable que siempre se refería con ternura a su esposa y a su familia.

Conocí a Lázaro, hace muchos años, cuando yo aun no era periodista y el era el conductor estrella del programa de Noticias Ensenada al Día, la única competencia auténtica dentro de la televisión local de otro programa, Información 23, conducida por Roy Bueno, pero que en ese momento, mediados de los 80s, representaba como medio la posición oficial y gubernamental.

Lázaro era un reportero de Ensenada al Día, de notas deportivas, pero también cubría información general, con las versiones que nadie mas osaba manejar y era además locutor en radio y como hobbie, le gustaba cantar.

Era un hombre muy trabajador, incansable y comprometido, de los pocos que si ocurría algo, estaba entre los primeros en llegar fuera la hora que fuera y estuviera el clima como estuviera. Ético y honesto.

Si pasaba algo en Ensenada o sus alrededores, Lázaro ya lo sabía, ya había ido y regresado o tenía listo el contacto para ganar la información.

Lázaro fue en Ensenada uno de los primeros corresponsales de Televisa, el principal noticiero mexicano 24 horas con Jacobo Zabloudosky y en varias ocasiones logró colocar notas de esta ciudad en ese noticiero, en una época que Baja California era un punto perdido en el espacio y en el tiempo para el resto del país.

Lázaro trabajó en el Canal 23, años mas tarde en Televisión Azteca y actualmente era reportero activo de Síntesis.

El día de trabajo de Lázaro empezaba muy temprano y a las 6:00 de la mañana, estaba ya en el radio, dando a conocer las noticias más relevantes del día, muchas que la mayoría tendríamos luego que seguir.

Lázaro ya había estado grave hace años una operación en el estómago que lo mantuvo al borde de la muerte, por varias semanas, pero que finalmente remontó, aunque con secuelas que se manifestaron en este último problema de salud.

Fue boxeador en su juventud y parte del ejercicio le habían dañado los huesos de las rodillas que hace una década se agravaron por cuestiones laborales.

El primero de estos fue el hallazgo de un plantío de droga en una cañada a varios cerros de distancia de la Presa Emilio López Zamora para lo cual media docena de reporteros, camarógrafos y fotógrafos, tuvimos que caminar de subida cuatro horas y de regreso otras tantas, en el caso de Lázaro, con la cámara al hombro. Lázaro me comentaba que esa ocasión sintió por primera vez dolor en las articulaciones de las rodillas.

Luego, uno o dos años después se registró un incendio en un cerro al Este de Ensenada, donde se especulaba que había un volcán, y Lázaro y Alfredo Mendoza, subieron el cerro un fin de semana para verificar que estaba ocurriendo. En ese operativo, Lázaro se lastimó las rodillas definitivamente.

Desde principios del 2009, el dolor que Lázaro padecía cada vez era mayor, no se le había programado una cirugía y cada vez caminaba con mas dificultad, pero, aunque algunas veces me confesó que el dolor era insoportable, no paraba de trabajar ni se encorvaba para caminar, a menos que nadie lo estuviera observando.

En abril subimos a la draga que realizaba operaciones en el Puerto, me di cuenta que el dolor de Lázaro debía ser enorme, porque por primera vez desde que lo conocía, me confesó que no subiría a la draga porque no podía brincar si se requería de un barco a otro, pero no hizo aspavientos, solo le dijo a su camarógrafo que tomas iba a ocupar y luego en el barco que nos trasladó a la draga, hizo el cuadro de rigor para su noticiero.

Lázaro era un caballero, coqueto, bromista y solidario, sumamente acelerado porque vivía contra reloj, el de los tiempos de la radio y la televisión que muy poquitos entienden.

Tenia buena voz y el año pasado grabó un disco, era uno de sus orgullos mayores.

Con Lázaro los demás reporteros podíamos contar, cuando era necesario, hacer un bloque o tomar una postura respecto a un funcionario o a una situación, era alguien confiable para el cruce de información o para buscar una nota que sabíamos difícil.

Hace un mes reporteamos juntos, por última vez, nos encontramos en Capitanía de Puerto y me comentó que estaban por operarlo, me dijo que ya no aguantaba las rodillas y que de paso le harían otros estudios.

Luego otros compañeros me dijeron que luego de la intervención su condición era grave.

Creo que Lázaro no tenía en su agenda morir este año, pero finalmente la muerte no es cuestión de agendas. Este domingo, falleció tras dos semanas de agonía. Deja tras su muerte, buenos recuerdos, lealtad y cariño, cientos de anécdotas, pero sobre todo, saber que si bien Lázaro no se levantó en la tierra, debe estar en algún otro sitio, entrevistando a los ángeles.

P.D. Lázaro te voy a extrañar.

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