Caras largas, estacionamientos vacíos, fuga de funcionarios y bromas sobre la chamba que al perder Zepeda, dejarán de tener quienes ya la creían asegurada.
La música sale de las bocinas muy baja, es de banda, pero nadie baila porque no hay nada que festejar, en la entrada los que cuentan ven, que los números no cuadran.
La calle Espinoza estaba cerrada entre la tercera y la cuarta, ya lista para el festejo que estaba considerado incluso dentro de los planes de Seguridad Pública para colocar en la esquinas patrullas pero a diferencia de otras ocasiones, los que llegaban no traían banderas y se movían en silencio.
Pero a diferencia del día en que ganó Hugo Zepeda como candidato del PAN para contender por la Presidencia Municipal, todos los funcionarios y planeadores de estrategias no estaban en ese lugar, sino en otro sitio, en la Alcaldía que con el estacionamiento lleno. Revisaban en que tono, confesarían “que la tendencia no era favorable”.
Pero la tendencia ya estaba demasiado “tendenciosa” mas del 45% , para los rojos y como 35% para los azules
Un panista se me acercó, y me dijo “se lo buscaron, unos pocos se apropiaron del Partido y ahí tienen el resultado, yo no voté por ellos, porque a los que no somos de sus grupo no nos quieren y tampoco quieren entender”.
A menos de diez cuadras de distancia, el ambiente era distinto.
Una tambora sonaba con fuerza y a su alrededor bailarines de todas las edades improvisaban una pista y otros, tomaban la calle Primera y en la esquina del PRI, la misma donde mas de una vez “Los mariachis habían callado”.
Estaban todos, los que son y los que han sido, la sonrisa de oreja a oreja, los festejos y las felicitaciones del que ya sabe que la tendencia en ciertos porcentajes ya no puede revertirse.
Las calles alrededor estaban llenas de unidades en doble y triple fila mientras sobre la calle Primera, cientos de personas colocaba en los vehículos los postres y las banderas, con el logotipo de su partido para empezar un desfile.
Un festejo, el primero en casi una década de los tricolores donde copiaron lo que en varias ocasiones los otros les hacían, hacer un circuito que les permitió pasearse frente al contendiente, y con el sonido del claxon y los gritos recordarles quienes eran los ganadores.
La historia pues de una contienda política que minutos después describiría el Presidente del PAN en Ensenada al reconocer su derrota, “un nuevo juego donde nunca se gana todo, nunca se pierde todo y en el que siempre se puede volver a jugar”.