Libertad de Expresión
Este siete de junio se celebra una vez mas el día de la Libertad de Expresión en México, una fecha que más que celebración debe merecernos a todos, una reflexión seria de este derecho que conlleva también una serie de obligaciones.
La libertad de expresión de las ideas, de los pensamientos, de las creencias, de la opinión, es uno de los más valiosos derechos que tenemos los mexicanos, derecho que desafortunadamente no todos ejercemos desde nuestro rol en la sociedad, como periodistas, como funcionarios, como ciudadanos, como políticos.
La palabra, el saber o el decir algo puede convertirse en un aliado, un enemigo, un arma, una condena, una mentira, un chantaje y los periodistas pueden transformarse con ello, en un héroe, en un mentiroso, en una víctima o en un delincuente, cuando en el caso de los periodistas, su función primigenia es ser un transmisor y un formador de opinión mediante los hechos.
Desafortunadamente, los mercenarios siguen infiltrados en este trabajo donde desde sus tribunas prostituyen al mejor postor, las ideas, las palabras, los hechos y previo pago, destruyen honras, nombres, carreras y vidas con la publicación de chismes, rumores o basura.
Para esos mercenarios hay y habrá siempre clientela, políticos corruptos, funcionarios miedosos y periodistas cómplices que bajo la premisa de la frase, perro no come perro, prefieren no indigestarse.
Es cierto que a final de cuentas es el tiempo quien pone a cada quien en su lugar, pero también es cierto, que el tiempo ocupa ayuda.
Los periodistas tenemos en estos momentos, como nunca una apertura total para la libre expresión de las ideas, de las opiniones, de la información.
Podemos desde cualquier tribuna presionar para obtener el acceso a casi toda la información que requiere una investigación, seria, profesional, certera, pero pocos lo hacemos.
Siguen como un muro para la información oportuna y veraz la Procuraduría General de la República, los Juzgados Federales y los estatales, las contralorías internas, Pemex y CFE.
Siguen como la principal amenaza de la libertad de expresión el narcotráfico, los caciques, el tráfico de seres humanos, la trata de blancas y el tráfico de poder en todos los niveles de gobierno.
Sin embargo otros espacios se han abierto lenta, muy lentamente pero con la opción de buscar, de investigar, de conocer, de informar y esto debe ser aprovechado con honestidad con profesionalismo, con veracidad.
Cuando en lugar de celebrar con discursos y con ofrendas la libertad de expresión, esta sencillamente se ejerza, ese día, todos habremos ganado.