Los pelos de la Mula y los dichos...

Nota publicada el 10 de agosto de 2004
por Elizabeth Vargas

La semana que corre me ha tocado presenciar en varias ocasiones algunas discusiones infantiles donde me he visto retratada bastantes años atrás.

La mas divertida de ellas, fue cuando uno de mis hijos le decía a su hermana que lo que el aseguraba era verdad y agregó sencillamente, te juro que es cierto, que se muera mi mamá .

Alcancé a escucharlo y repliqué de inmediato... ¿y yo porque? Si yo ni vela tengo en este entierro y en su discusión.

Me acordé entonces de todas las frases hechas que utilizamos desde niños y como yo mas de una vez utilicé esa frase o el "que se muera mi abuelita si no" nunca he podido entender porque el juramento es sobre la integridad de otro, pero si los juramentos fueran ley en el caso de los mentirosos, estos serían huérfanos reales, y no virtuales como en realidad lo son.

Y como esta semana no pienso escribir nada de política no haré referencia entonces a todos los políticos huérfanos que existen en nuestro entorno.

Otra frase común en medio de un pleito de infantes es responder a un insulto leve "tu abuela".

Una vez una de mis primas y yo estábamos jugando en la cocina de la casa de uno de mis tíos y algo me dijo, no recuerdo que, donde mi respuesta inmediata fue "tu abuela" y ella contestó "la tuya".

En esto entró nuestra abuela y nos dijo que no la amoláramos porque a esas alturas la única abuela que nos quedaba a ambas era ella, por lo tanto, la famosa abuela del pleito necesariamente era ella y nos aclaró que utilizáramos a otro familiar.

De nuevo aclaro que no tengo intenciones de hablar de los políticos, pero ¿a poco no? Pobrecitas sus abuelas ¿verdad?

Otra de las frases típicas de los engendros es "chin chin el que se raje". ¿Alguien sabe que significa? Yo honestamente no tengo la mas remota idea.

Pero conozco muchos políticos a los que honestamente mas de uno les aplicaríamos sin el menor remordimiento el famoso chin chin, por rajones.

Otro de los dichos que recuerdo, es cuando decíamos en voz alta que deseábamos algo imposible, y no faltaba algún adulto que nos recordara con certeza filosófica: "Dios no cumple antojos ni endereza jorobados"; y es absolutamente cierto.

Esa frase me la aplicarían entonces a mi, porque sigo deseando que llegue a nuestro municipio, nuestro estado y nuestro país, políticos decentes, incorruptibles, trabajadores y que no se rodeen de rémoras y chambistas.

En fin, Dios no cumple antojos......

Otra de las frases comunes de la infancia es cuando alguna vez jugando escondidas o en una carrera, tuvimos para empezar, que contar hasta tres, no contábamos uno, dos, tres.

Era mucho mas complejo que eso, era algo así como una, dos y media para las y.... tres.... En realidad ahí ya iban casi ocho... pero creo que nunca ningún niño se paró a razonarlo y mucho menos lo usaron para descalificar al contrario.

Sin embargo en el mundo adulto, la realidad es otra, las trampas se hacen ahora usando como escudo la tecnología de punta, con datos electrónicos donde los errores son imposibles a menos que las modificaciones se hayan hecho a mano y directamente en la base del padrón electoral...

Insisto, no puedo dejar de meterme en rollos de política y andar con suspicacias..

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