Los pelos de la mula y el lobo

Nota publicada el 18 de julio de 2005
por Elizabeth Vargas

La madrugada del martes junto con otras personas me tocó observar un lobo marino que como el Pollo del cuento “cruzo la calle”.

No se que buscaba el lobo, si una experiencia distinta a la que se percibe en el agua, si le llamaron la atención las luces y el sonido de los carros o simplemente se extravió y terminó en el Bulevar Costero.

Como en todas las emergencias, los bomberos y los policías tomaron el control del asunto, aunque desconocieran como se maneja a un lobo marino.

Que yo sepa en los cursos a los policías y a los bomberos se les entrena para actuar en incendios, en asaltos, secuestros, uso de armas, intentos de suicidios, rescates de personas y algunas otras situaciones incluso bajar gatos de los árboles o las palmeras.

Pero que yo sepa nadie les han dicho como rescatar lobos marinos y mucho menos como convencerlos de que el lugar para tomar un descanso no es en medio del Bulevar Costero y menos a la una de la mañana.

Pese a esto, ahí estaba el lobo marino, observaba el entorno con mas curiosidad que miedo.

No intentó morder a nadie, con mas cansancio que otra cosa, aceptó la presión para quitarse de la calle y empezar a moverse para subir a una rampa y desde ahí al malecón.

Los policías, los bomberos, hicieron llamadas de auxilio a todos aquellos que creyeron que podían explicarles como actuar en esta emergencia.

Semarnat, Profepa, grupos conservacionistas, especialistas en mamíferos marinos, todos estaban dormidos y desconectados a esa hora y no había nadie que dijera que se hace o como se puede explicar a un lobo marino que estaba en el lugar equivocado.

Afortunadamente apareció Ángel un hombre al que los policías y bomberos ya conocían porque alguna vez trabajó en un Yonke que adoptó al lobo marino y curiosamente el lobo lo adoptó a él.

Creo que el animal supo siempre que nadie le haría daño, pese a las luces del carro de bomberos, el amarillo fosforescente de los trajes, el chorro de agua para empujarlo y la bicicleta de Ángel para que no se fuera por otro sitio.

Afortunadamente el animal no resultó dañado, porque además de la actitud amigable de Ángel, de los bomberos y de otro señor que acompañado por una chiquita de cinco o seis años (le comprobó que es un héroe) porque evitaron que el lobo marino cayera en el malecón y se pudiera herir con varillas que están del lado del mar y el arroyo expuestas y pudieran convertirse en un arma para el lobo.

La escena era extraña vista desde fuera, eran mas de 20 gentes que le hablaban al lobo marino para que no se fuera a caer y tuviera cuidado, como si el animalito entendiera.

Y es posible que el lobo entendiera porque finalmente resultó ileso.

Sin embargo buena parte fue suerte, porque resultó notorio que a pesar de que esta ciudad posee un número cada vez mayor de lobos marinos y algunas otras especies que esporádicamente requieren ayuda, esta se logra, no porque exista un espacio y medio para ello, sino por la buena voluntad de alguien que trata de ayudar a los animales.

"En Ensenada es mas la gente buena"

Sin embargo es quizá es tiempo ya de crear un espacio para dar atención a estos animales, no solo para grillar y protestar por todo y contra todo y obtener recursos para seguir grillando, sino para ayudar a los animales en una emergencia.

¿Y porque no? darle un curso a bomberos y policías sobre “Emergencias, con lobos marinos, caguamas, pelícanos, iguanas y otros animales en peligro” (no necesariamente de extinción).

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