Una de las características que hicieron famosos a los gobiernos emanados del PRI, fueron los coyotes, sujetos que fuera de las dependencias o dentro de ellas, eran capaces de realizar todo tipo de trámite mediante una “módica mordida”.
Esta práctica era una de las mas criticadas y despreciables de aquel partido y sus achichincles de todos niveles y dependencias, que apoyados en los compadrazgos y amiguismos prevalecientes, mediante el reparto de “lana” lograban tramitar cualquier cosa.
Permisos de construcción, pasaportes, concesiones, licitaciones, trabajo, recomendaciones, cualquier cosa, donde el nombre o la firma de alguien pesara o fuera definitiva para obtener algo.
Los coyotes, se creyó que al acabarse el PRI en los gobiernos habían entrado en peligro de extinción, pero entonces llegó uno de los mas interesantes rescates que se han dado en la historia de México, solo comparable al Fobaproa.
El PAN en sus gobiernos estatales primero y luego Fox en el gobierno federal, no solo los rescataron, sino que los oficializaron, los obligaron a inscribirse en hacienda y por si fuera poco, les otorgaron concesiones para que su coyotaje fuera obligatorio, naciendo así el rollo de las certificaciones, las gestiones y las asesorías en todo y para todo.
La adicción de los gobernantes panistas a las cifras y los números, para parecer confiables y serios, el rollo de asegurar “la excelencia” no como una responsabilidad ética, personal o de grupo, sino para cubrir los requisitos, corrompieron y siguen corrompiendo todo lo que tocan.
Ejemplo de éste son los programas de apoyo de la Secretaría de Economía que anunciados con bombo y platillo por el Presidente de la República no terminan de aterrizar, porque los empresarios que los necesitan, no pueden cubrir los requisitos que les piden.
Estos incluyen la foto del perro de frente y de perfil, el acta de defunción de la abuela y un comprobante de que no eres gay y si eres aprobado por la PDH.
Debido a esto, hay actualmente negocios donde sus trabajadores realizan asesoría y gestión, o cabildeo, para poder accesar a los programas públicos, lo que se debe hacer con un pago de un porcentaje sobre los recursos o proyecto o licitación que se busca.
Pero no solo eso, para obtener los permisos, llegar a los funcionarios y a las mesas donde se definirá un futuro, se deberá pasar en la mayoría de los casos por empresas certificadoras de calidad, que por supuesto, son unas pocas, con el permiso oficial del gobierno que las reconoce, y que las vuelve obligatorias porque sin la firma de esas certificadoras, simplemente “no hay”.
Otros coyotes son inspectores que envían desde algún lugar del país y que revisan los proyectos, o los lugares que requieren financiamiento o créditos o lo que sea, y que tras encontrar todo tipo de defectos, aclaran que puede arreglarse, sin se paga el anticipo en efectivo.
Esto ocurre con la complacencia de prácticamente todas las cámaras y organismos empresariales que de entes combativos han pasado a ser meras comparsas que han olvidado señalar y exigir la desaparición de estos “coyotes” y que se resuelvan asuntos que tienen décadas y son un cáncer para el crecimiento.
El coyotaje pues, se ha vuelto oficial y junto con los amigos de los gobernantes en turno, tienen estancado al país, junto con los narcos, pero para los primeros desafortunadamente hasta ahora no existe un plan que los elimine y dejen respirar a México.
P.D. Si... es deprimente y no parece que vaya a cambiar.
P.D. Lo peor es que nadie se atreve a denunciarlos por el miedo a auditorias, represalias, igual que hace 30 años.