Los pelos de la Mula ¿Patente de corso?

Los civiles no, los militares si.

Nota publicada el 25 de septiembre de 2010
por Elizabeth Vargas

El General Sergio Hernández Chávez ha sostenido una y otra vez para defender los retenes militares y que en estos se violen los sellos de seguridad de empresas exportadoras o se maltrate mercancía, que no se les puede otorgar una “patente de corso” para cruzar sin ser revisados.

Sin embargo, la milicia si tiene esa patente de corso y la usa a diestra y siniestra en el nombre del Narco.

El pasado 10 de julio, un comando armado y vestido de civil pero con pinta de militares irrumpieron en una graduación persiguiendo a una familia que pensaba era amenazada por secuestradores.

En el proceso ingresaron al salón de festejos, mientras algunas personas gritaban a la gente que había gente armada y algunos asistentes asustados se tiraron al suelo o se escondieron bajo las mesas mientras disparaban.

La familia afectada presentó en su momento una denuncia penal ante la Procuraduría de Justicia del Estado por el delito de abuso de autoridad en contra de quien o quienes resultaran responsables. Todo desde el primer momento apuntaba militares.

Inicialmente se dijo que era personal de la Armada quien había irrumpido en el lugar, el gobernador exigió una explicación y la II Zona Naval dio a conocer en un escueto comunicado, que ellos no habían sido.

Lo cierto en esta historia, es que la gente de la Armada que llegó al sitio y parte del personal policiaco que estuvo en el lugar de los hechos, reconocieron al comando y a quien los dirigía.

Este comando se llevó del lugar a un muchacho, al que subió a una unidad y trasladó a un sitio cercano, según su versión, a una de las entradas que tiene la zona militar del Ciprés por el lado del Ejido Chapultepec, lo que no puede asegurar porque siempre estuvo boca abajo y con un arma en la espalda.

El comando saqueó el vehículo, para robar botellas de licor, dinero y un celular, luego llevaron a la víctima al sitio donde empezó la persecución, donde además se registró un choque, de acuerdo a una persona, antes de que empezara la persecución y esto la derivó y de acuerdo a los afectados como parte de la persecución y en el intento de huída.

La investigación de este caso, que generó el repudio general, fue turnado por incompetencia de la Procuraduría de Justicia del Estado al Ministerio Público del Fuero Militar hace un mes.

Esto confirmaba que en efecto el comando estaba formado por militares lo que fue corroborado apenas en una entrevista por el Comandante de la Guarnición Militar Sergio Hernández Chávez García, quien por cierto ya casi va de salida.

Sin embargo aunque el General asegure que se llevará el asunto con total transparencia aun quedan muchas dudas por aclarar.

De que tipo de entrenamiento carece un personal, que fue capaz de ingresar a una graduación en donde había decenas de personas en la condición que la hicieron, encapuchados, armados, gritando y amenazando.

La segunda, que certeza se tiene de que la operación de comandos militares, armados y vestidos de civiles no sean los responsables de extorsión y secuestro como fueron acusados, no solo en este sino en otros sucesos.

Y finalmente, la Constitución es pareja, para los que se dicen buenos o sea los militares y para los malos, o sea todos los demás.

Esa constitución exige ordenes de cateo para hacer revisiones, esa constitución establece en el artículo 16, que nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento.

Y en el artículo 11que todo hombre tiene derecho para entrar en la República, salir de ella, viajar por su territorio y mudar de residencia, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvo-conducto u otros

requisitos semejantes.

Sin embargo, hace ya mucho tiempo en México estos dos artículos no se respeta, se cambiaron por “retenes’ y “operativos”. El gobierno le otorgó a militares y a algunas corporaciones una patente de corso, donde ellos si pueden hacer y deshacer.

• Patente de corso era un documento que entregaban los reyes o gobernantes a marinos con la cual podrían atacar barcos e invadir tierras en el nombre del Rey para quien sería la mayor parte de esa propiedad.

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