En los últimos días hemos visto en Baja California el creciente conflicto entre el Sindicato de Burócratas y el Gobierno Estatal, un conflicto que mas allá de los intereses meramente laborales de ambas partes, tiene un trasfondo político que de no resolverse podría generar, mas dolores de cabeza al Ejecutivo que los que ya tiene ahora.
El conflicto para no perder la costumbre se ha polarizado, están quienes opinan que “todos los burócratas son unos inútiles” y los que opinan que “todos los funcionarios del gobierno estatal son corruptos”.
Y es como en todo conflicto a la mexicana, es negro o es blanco, sin matices, sin tonos, extremista a ultranza.
El Gobierno ha sido claro: no tengo más dinero para sueldos.
El Sindicato ha sido claro también: queremos más sueldo.
Diría mi abuela cada una de las partes asegura que esa mula es su macho y ni a quien irle, porque se montaron en su macho y aseguran que es tal, interesándoles a ambos para no perder la costumbre, muy poco el impacto que sus decisiones provoquen.
Lo cierto, es que el Estado en efecto no tiene dinero y que el Sindicato fue malacostumbrado primero por el PRI y luego por el PAN a salirse con la suya ,simplemente porque de no cumplirles lo que piden, tienen el sartén por el mango.
Obtuvieron como otros sindicatos, privilegios, canonjías, derechos con un fin: control político y electoral que desapareció con la creación del IFE, la credencial con fotografía y los organismos ciudadanizados.
El Sindicato, antes podía comprometer a cualquier gobernador, presidente o diputado, votos sin mayores trámites.
Hoy no puede comprometer votos porque no existe una forma de comprobar que una promesa se cumpla por mas que los complotistas lo juren sobre sus antecesores.
Actualmente el Sindicato, tiene tres poderes mas grandes y mugrosos; se llaman “paros”, “marchas” y “manifestaciones” porque no inciden sobre el gobierno, sino sobre sus gobernados.
¿A quien le afecta un paro?, al ciudadano que tiene que hacer una fila mas larga que la que debía y realizar un pago por ejemplo de impuestos donde al gobierno le tiene sin cuidado las causas del mismo.
¿A quien le afecta una marcha? a los conductores que tienen que cumplir con horarios o con tiempos y que deben quedarse atorados, en el caso de Ensenada en una ciudad que sigue sin vialidades alternas que en una emergencia depende de la curva de Las Rosas, el cruce de la Westman y la Salida a Ojos Negros.
¿Y las manifestaciones? A las personas que no tienen porque soportar a gritones que lanzan consignas y sentir que en cualquier momento alguno decidirá cruzar la línea de la cordura y la seguridad.
Pero el Gobierno no se queda atrás. En lugar de negociar, optó por la provocación y el madruguete. En lugar de hacer ajustes a fondo en sus gastos, decidió sacar la espada e intentar generar miedo en la burocracia con comunicados urgentes.
No revisó gastos, que van desde talleres que les cobran lo doble, compra de medios que no sirven para nada, compadres, excandidatos y excandidatas, cuates y recomendados inútiles en la nómina, que están ahí solo por ser panistas, sin hablar de las autocompras y que todos ven menos precisamente el gobierno y contraloría.
Así que al menos que ocurra un milagro, el conflicto burócratas vs gobierno se mantendrá varias semanas más, con una función igual con diferentes actores que están por estrenarse en los Ayuntamientos.
Por lo pronto han empezado a entrar en fase paranóica con un versión corregida y aumentada de espionaje que por ahora ya generó el primer sainete con patrullas y toda la cosa.