Con un palmo de narices se quedaron Claudia Agatón, Alfonso Garzón Zatarain, Francisco Sánchez Corona y Nancy Sánchez quienes a pesar de todos los amarres tramposos que idearon para que se municipalizara San Quintín, obtuvieron como respuesta lo mismo que en los procesos electorales donde han participado: minoría y fracaso.

El grupo de Diputados, idearon sobre las rodillas un proyecto de lo que se les ocurrió que pudiera ser el sexto municipio y apurando los tiempos, porque solo ocupaban el 10% apostaron a una escasa participación del padrón electoral, algo que hay que reconocer lograron, realmente fue tan escaso que ni al 10% llegaron.

Lo mas triste es que como se dice en el argot, “cilindrearon” a los San Quintinenenses con la promesa de independizarse, pero no contaban con que a Ensenada le tenía sin cuidado el tema y simplemente no salieron. Hablar de menos de 10 mil personas en una ciudad de más de 200 mil es realmente vergonzoso.

El hecho es que la demostración fue de una auténtica falta de liderazgo que ahora deberán revisar sus respectivos partidos para definir si los vuelven a incluir en una candidatura que no sea de lista.

Pero era a lo que apostaron, a que Ensenada no supiera de que se trataba y en el pecado llevaron la penitencia.

La opacidad del procedimiento, los intentos como el de Sánchez Corona de modificar la constitución para que fuera San Quintín quien decidiera solo, sin tomar en cuenta a Ensenada, la ausencia de estudios técnicos recientes y serios y un mapa mal hecho, dejó este resultado.

Pero además, la actitud fascista de los Diputados que sin atribuciones legales exigieron que no se opinara a favor o en contra del proceso, amenazando con sanciones.

Lo mas divertido del asunto es que en la terna hay dos diputados de Izquierda que permanentemente usan la libertad de expresión como bandera, pero son los primeros en pisarla cuando no les favorece ni es acorde a sus intereses.

La pretendida municipalización debe dejar pues al Congreso un mensaje, las transas, aunque sean en bola, no dejan de ser transas.

Por otra parte, el pueblo de San Quintín merece un reconocimiento, salió a buscar por la vía legal y la participación, la independencia de Ensenada, dijo con esta acción, que no esta de acuerdo en el trato que se les ha dado históricamente y exige pues, atención y obras.

Es tiempo que los Diputados, en lugar de seguir con sus grillas para asegurar el siguiente hueso, empiecen a plantear en sus iniciativas un proyecto que etiquete recursos para la zona rural de Ensenada y dejen de gastarse el dinero en consultas populares que resultan impopulares.

Con los 3 millones 600 mil pesos del plebiscito, bien se pudieron haber pavimentado varias calles, en San Quintín y en Camalú o meter redes de drenaje.