Han pasado 15 años y el recuerdo se mantiene ahí. La primer llamada la recibí alrededor de las 4:30 de la madrugada, minutos antes quizá, con un solo dato. Hay muchos muertos en el San Miguel.
Estaba dormida, pero la palabra muertos me dio el primer choque de adrenalina, no era un muerto eran muchos. Pensé de inmediato que se trataba de un accidente, posiblemente un camionazo y entonces empecé a marcar a distintos lugares en busca de una confirmación. En la Policía Federal de caminos, me confirmaron que tenían una emergencia en San Miguel, en el Sauzal para ser precisos. Pregunté si era un accidente carretero y la respuesta fue simple, No, fue una balacera.
Era el 17 de septiembre de 1998, Ensenada no era un lugar donde los balazos abundaran y los muertos, nunca habían pasado de tres en una balacera y muchos era una palabra exagerada o al menos eso era lo que yo creí.
No amanecía y llamé a mi jefe inmediato en Notivisa, era Jaime Nieto, que junto con Jorge su hijo un adolescente entonces pasó por mi. Yo ya tenía los datos para llegar al lugar, donde no imaginábamos lo que estábamos por ver.
Estaba aun oscuro y una patrulla de caminos estaba sobre la carretera, poco antes de Cíbolas del Mar, entramos por el camino vecinal y seguimos las luces de patrullas y ambulancias, nadie nos preparó para lo que veríamos, paramédicos llorando y una frase que no se borra “Mataron a todos, no respetaron ni a los niños”. Seguía sin entender.
Grabamos entonces las primeras imágenes que luego le darían la vuelta al mundo, entre ellas las ambulancias que llevaban aun con vida a Esperanza Tovar esposa de Fermín Castro y al mismo Fermín.
Yo grababa los datos en voz alta para no perder detalles. Alguien nos dio la primera información, confirmaban una docena de personas muertas, acribilladas. Jaime se marchó con el video inicial y Jorge y yo nos quedamos. En el intervalo, en medio de la confusión que imperaba grabamos dos de las casas de las víctimas, luego supimos que una era de la Familia Castro y otra de los Tovar.
Luego nos quedamos atorados junto a una barda que daba acceso a la última casa donde ocurrió la masacre, la de Francisco Altamirano, el cuñado de Fermín Castro.
Los policías nos negaron el paso, y para evitar que nos sacaran y entonces no pudiéramos obtener mas información nos quedamos inmóviles, empezó a amanecer y conforme la luz alumbraba el lugar, fue visible también lo que parecía una persona vestida con una pijama de rayas en el suelo.
Era una mujer, una señora que yacía sobre un charco de sangre igual que todos los demás a su lado, había otro cuerpo y otro y otro y parecía interminable.
Cada vez que los agentes se distraían un poco me asomaba. Alcancé a distinguir entre los cuerpos lo que parecía ser el de un bebé, luego supe que en efecto era un niñito que junto con sus padres fue acribillado para quedar entre el resto de los cadáveres.
Nos quedamos desde las cinco de la mañana hasta las 10:30 pegados a la barda, Jorge logró grabar algunas imágenes, las únicas que existen de ese crimen en medios de comunicación, la otra una foto, es de Enrique Tellaeche que burló al mediodía la seguridad de la entonces fortificada escena del crimen subiéndose a un techo.
Alrededor de las 8:20 de la mañana empezaron a llegar a El Rodeo periodistas, pero ya estaba completamente cercado por la policía, nosotros en tanto seguíamos atrapados junto a la barda en la misma posición, evitando hacernos muy evidentes y tratando de escuchar lo mas que se pudiera y así completar la historia de lo que había ocurrido en ese sitio.
Nos enteramos entonces que había dos sobrevivientes, una adolescente y un niño de ocho años, por los cuales se habían enterado de la matanza cuando fueron a pedir atención médica en la madrugada.
Supimos que el Ejército había sido llamado para acordonar el lugar y estos fueron los que a su llegada encontraron, en las caballerizas en una traila, en la parte posterior de las casas dos personas que fueron detenidas.
A Jorge y a mi nos sacaron casi a las 11:00 de la mañana, pero en lugar de ir a bañarnos o al canal, entregamos el siguiente video a uno de los equipos de Notivisa y nos quedamos para recuperar mas datos. El primero en hacer una declaración oficial fue el Director de Seguridad Pública de apellido Millán, luego el silencio absoluto.
A las 12:00 empezaron a entrar las carrozas fúnebres y Semefo, fueron las de todas las empresas que operaban en la ciudad debido a la magnitud del asesinato.
A las 14:00 horas se llevaron los cuerpos y poco después abrieron el lugar para hacer imágenes, habían llegado entonces reporteros y camarógrafos de todo el Estado y de California Estados Unidos, algunos en helicópteros que aterrizaron cerca del Rodeo para contarle al mundo, junto a una barda ensangrentada lo que en Ensenada una ciudad al norte de México había ocurrido.
A las 17:00 horas el entonces Delegado de la PGR en Baja California, un militar de nombre José Luis Chávez enfrentó a la prensa en las instalaciones del gobierno del Estado que estaban entonces en el Bulevar Costero y Las Dunas.
Hizo un compromiso: El crimen no quedaría impune y se daría puntualmente información sobre los hechos y sus avances. Yo me burlé de su respuesta y le dije que como garantizaba soluciones si la PGR no resolvía nada y tampoco informaba. Se enojó.
15 años después los avances logrados en este asesinato son los mismos que obtuvo la Procuraduría de Justicia del Estado quien tuvo el caso 48 horas antes de tener que entregárselo por incompetencia a la PGR.
15 años después la PGR sigue sin cumplir su promesa de hacer justicia a los niños, mujeres y hombres asesinados en el Rodeo. La impunidad ganó.