En 1989, los electores de Baja California fueron testigos y protagonistas de unas elecciones diferentes, Ernesto Rufo Appel, entonces presidente Municipal de Ensenada con licencia, derrotó a Margarita Ortega Villa en lo que fue para el Partido Acción Nacional el principio de una Historia que culmina con el Triunfo de Vicente Fox Quesada 11 años después en la Presidencia de la República.

Muchas cosas han pasado desde entonces desde la frase aquella de Luis Donaldo Colosio como Dirigente Nacional del PRI, cuando en red nacional reconoció que la tendencia no los favorecía en Baja California.

En aquellas históricas elecciones del 89, los Bajacalifornianos se volcaron a las urnas, nadie quería quedarse sin formar parte de la historia, el llamado del candidato Ernesto Ruffo caló hondo y propició con ello la participación ciudadana.

Esta vez, no fue así, la participación ciudadana fue la gran ausente de las elecciones y el abstencionismo se convirtió este domingo de elecciones en el ganador absoluto.

En Ensenada el dato mas curioso lo dio la casilla especial, cada elección estatal o federal una gigantesca cola que da vuelta al parque Revolución donde se instala, pone de manifiesto el interés de quienes están de paso por opinar, por decidir.

Este año con 750 boletas, apenas 450 fueron demandadas lo que puede para cualquier analista, ser además de un dato histórico un termómetro de la indiferencia.

Las causas pudieron ser muchas, campañas aburridas, candidatos que no convencieron, el gasto absurdo de pegostes, carteles, fotografías gigantes y publicidad en radio y televisión que por constante y sin mensajes contundentes llegaban al hartazgo.

La oposición fue mínima, el PRD que se mantuvo en tercer lugar pese a las expectativas en Ensenada y otros aunque dieron señales de vida no existieron para el elector, permaneció aplastada y esto significa, que o todos están de acuerdo con el gobierno que tiene, no le importa lo que hagan, o no les crea lo que hacen.

Lo cierto en estas elecciones es que las instituciones electorales, los partidos políticos, los medios de comunicación y los gobiernos deben empezar ya una campaña para fomentar nuevamente la participación de los electores.

La credencial de elector, estatal y federal es para muchos, un simple trámite que les abre las puertas lo mismo para obtener documentos , para créditos, para entrar a bares y discotecas, para la renta de algo pero no para votar.

Algo pasó en Baja California, la cuna de la democracia está en crisis o de plano los bebés ya crecieron.

Las respuestas, las cifras, los datos se los dejamos a los analistas y a los especialistas en cuestiones electorales que bien podrían empezar por establecer cuanto costó cada voto, en que utilizaron los candidatos el dinero y que obras públicas necesarias y trascendentes se dejaron de hacer por este proceso.

Por lo pronto, para los que no votaron lo mas prudente es mantener la boca cerrada.

Para los que votaron por un perdedor, quejarse con los que teniendo credencial no hicieron que ganara el candidato que ellos querían.

Para los que votaron por ganadores, dar gracias a los abstencionistas.

Y a los Bajacalifornianos en general conformarnos con gobernantes de minorías participativas, porque a final de cuentas, Elorduy gana con el 16 % del total de los posibles votantes.