Los pelos de la Mula...

Nota publicada el 8 de febrero de 2001
por Elizabeth Vargas

Todo lo que digas podrá ser usado en tu contra... y lo que no digas también.

Buena parte de los mexicanos y los bajacalifornianos en particular, estamos viviendo una especie de limbo raro, maníaco dirían los adolescentes.

Y es que entre cambio de administración federal, campañas políticas descaradas desde cualquier posición política estatal y municipal han provocado en el estado un clima enrarecido en donde nadie, sabe, nadie supo, y posiblemente nadie sabrá que pasará hasta que se realicen las elecciones; se acomoden los que se tienen que acomodar y se vayan los que se tienen que ir.

Para quienes vivimos de este negocio llamado periodismo, la situación se antoja, inusual, curiosa, divertida, absurda o en un término mas global maníaca.

En las dependencias federales por aquello del programa de los 100 días que Gracias a Dios termina en unas semanas todo mundo está a la expectativa.

Nadie quiere decidir. Nadie quiere opinar. Nadie quiere notarse, o por el contrario, por vez primera en años, se atreven a tomar decisiones, a opinar y a dar señales de vida.

Con decirles que dependencias de las cuales no solo no nos recibían sino que jamás daban información si no era desde el DE EFE, ahora envían casi diario datos, pormenores, cifras y cualquier cosa que pueda ser noticia, cuando antes no servían berrinches, ni nada.

Todos, quieren mantener la chamba, aunque sepan que existe una lista llena de tachas para aquellos que aprovecharon su posición para favores políticos por supuesto al ex partido en el poder y aunque sean buenos para su trabajo, saben que irremediablemente quedarán fuera, pese a ello están haciendo su luchita.

En cuanto a la Administración Estatal, la grilla está a todo lo que da especialmente en mandos superiores ya que la mayoría busca quedarse en sus puestos, han probado las delicias y la hiel del poder y por alguna razón lo que antes tanto criticaban, llámese chambismo, ahora lo ejercen con singular gracia, lo han convertido en un deporte estatal.

No todos por supuesto, como en cualquier lado, también hay gente decente que está por amor a la camiseta y al trabajo, convencidos en un proyecto que han tratado de cumplir con la mejor disposición incluso a pesar de la grilla.

Lo que si es cierto, es que muchos que ahora están en dependencias estatales con el cambio de administración federal buscan acomodarse en los puestos que presumen quedarán vacantes en las próximas semanas.

Mientras tanto, programas, decisiones asuntos que tienen trascendencia en el plano económico, no se han resuelto, por el temor de cometer en el camino un error político que los deje fuera del presupuesto.

En el municipio el asunto no está muy diferente, de un momento a otro, el Presidente Municipal Daniel Quintero Peña en esto, que es la crónica de un permiso largamente anunciado y que mantiene en el gobierno municipal un clima de incertidumbre por demás nocivo para Ensenada.

Y es que sé barajan todo tipo de rumores, que el presidente Municipal que sustituirá a Quintero va traer su propia gente y con esto cambios en dependencias que son el sistema nervioso del ayuntamiento.

El experimento iniciará en unos cuantos días y al igual que en el estado, lo que pueda suceder lo tendremos que pagar, para no perder la costumbre, los ciudadanos cuyo único pecado ha sido elegir autoridades que como buenos grillos no calientan un lugar cuando ya brincaron a otro independientemente del cargo.

Lo grave es que los que vienen posiblemente deshagan lo bueno que ya se tiene en su pretensión de acomodar a los cuates y en esto el rumor alcanza dimensiones preocupantes al escucharse ya apellidos de los futuros funcionarios asociados a un crecimiento notable en las uñas que se traducirá en mermas al erario...

Por otra parte las patadas en las espinillas, golpes bajos, cachetadas con guante blanco, negro y colorado, intrigas y chismes, corren por todos los pasillos del ayuntamiento.

Todo o casi todo, suena a venganza política, a intensiones de afectar al contrincante para sacarlo del juego a un; esto pasa porque soy amigo de... a mí me puso una zancadilla.

Lo cierto es que en estos momentos, los funcionarios se quedaron como en el juego de las Estatuas de marfil y temen que cualquier cosa que digan o hagan sea usada en su contra... y lo que no digan, también.

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