Lo juro, ya soñaba con el barquito, bueno con el barcote. Me aterrorizaba pensar que el día que lo reflotaran me pasara de noche o de plano fuera en sábado y los sábados descanso, pero estaba dispuesta a sacrificarlo con tal de no perdérmelo.
Como otros involucrados en el tema, en mi caso única y exclusivamente por aferrada, decidí no tomar vacaciones en tanto el barco no saliera.
No me quería perder esta historia que queramos o no, pasa a formar parte de las historias que marcarán por siempre a la ciudad con un ¿te acuerdas del barco que se quedó atorado en la playa del Conalep?.
El APL Panamá le sacó a miles de personas los instintos marítimos que tenían guardados porque apostaron en más de un caso a que el barquito no salía o daban instrucciones como “expertos’ de que se debía hacer para reflotarlo.
Hubo quienes me aseguraron que el barco estaba mal construido y con los jalones se le habían dañado los remaches, cosa que a mi me atacó de la risa, por una cuestión simple.... el barco no tenía remaches, esta construido con la nueva tecnología donde todo está soldado para hacerlo de una sola pieza.
Hubo un matemático o físico que habló con mis jefes para decirle que tenía mediante un análisis de esas materias un estudio con el que aseguraba que el barco de acuerdo a los números no saldría nunca, a menos no entero.
Finalmente la entrevista no se hizo o al menos no la hice yo.
Pero si hice otras cosas, revisar la historia de la Empresa salvadora Titán y de algunos de sus miembros quienes forman parte de esta firma, por cierto, una de las pocas en el mundo, son apenas tres o cuatro que tienen la capacidad e infraestructura para llevar una tarea titánica como era reflotar el APL Panamá.
Una de estas tareas es casi épica, es el rescate de un submarino nuclear Ruso Kursk que con sus 118 tripulantes a bordo se hundió en el mar de Barents.
La nave de 154 metros de eslora se hundió a 108 metros de profundidad, en uno de los mares mas fríos y profundos del mundo sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo.
El Submarino fue rescatado por otra de las grandes firmas de salvamento marítimo internacional, una empresa holandesa llamada “Mamoet” en la cual trabajaba personal de Titán Marítime, quienes trabajaron también en el desencallamiento del APL Panamá.
Uno de los equipos tecnológicos utilizados en ambos rescates se denomina “Safety Max” este implica una conexión satelital permanente entre la nave en rescate, los rescatadores y empresas que envían datos cruciales, que van desde las profundidades, velocidad del viento, marea, escora de la nave y todo tipo de datos que hacen mas segura la operación de salvamento.
Aunado a esto estaban en juego muchos millones de dólares, el APL Panamá es un barco caro, de mas de 60 millones de dólares, nuevo, construido apenas en el 2000, lo que implicaba que aún tenía clasificación de primera, la que por cierto perdió al vararse.
Solo tenía daños menores, fendas en tanques y la propela afectada, pero fuera de eso el barco estaba casi en perfectas condiciones por lo que los propietarios nunca consideraron abandonar la nave.
Ahora a unas millas de la Isla de Todos Santos el APL Panamá espera el despacho de salida, no se lo darán hasta que no cubra lo que le toca por ley.
Y para los que ahora empezarán a especular respecto a la posibilidad de que huya, la posibilidad es muy remota, toda vez que de hacerlo, en ningún puerto sería aceptado de acuerdo a la legislación internacional, y esa a diferencia de las leyes mexicanas, si se cumple.