Los pelos de la Mula... Editorial

Nota publicada el 16 de febrero de 2001
por Elizabeth Vargas

El poder por el poder, o lo que es lo mismo, tratándose de ser el Jefe, me vale literalmente lo que arrastro o lo que dejo en el camino.

Las promesas, son eso, promesas, prometió guardar las leyes, los derechos, y todo lo que se lee cada tres año o casi cada tres años cuando un presidente municipal dice que si acepta el cargo mientras levanta la mano, como en el juramento a la bandera y que se usa también cuando se protesta.

Pero no era cierto, La presidencia era solo un escalón uno en una carrera política que pudiera ser ascendente si la suerte y la decisión de su partido y el estado esta con él en los próximos seis meses.

Una carrera descendente y frustrada si su propuesta no gusta, si su imagen no vende y los bajacalifornianos no lo compramos.

En tanto lo poco o lo mucho que hizo, quedará empolvado, los avances, borrados de un plumazo, las buenas intensiones, como eso solamente buenas muy buenas intensiones.

Por lo pronto, Quintero deja en el camino, muchas cosas inconclusas, no solo el Bulevar Reforma con su arroyo impresionante después de una noche de lluvia.

No solo un relleno sanitario encendido con un montón de vecinos a los que nadie escuchó.

Deja en Ensenada una policía hasta la medianoche de este miércoles saneada pero frágil, peligrosamente frágil con un montón de policías que creyeron en un proyecto, que se la rifaron por un proyecto, que se arriesgaron por ese proyecto.

No se les entregaron reconocimientos que se merecían, de mas de una treintena de agentes que valerosamente, porque así fue, desmantelaron laboratorios de droga, detuvieron mafiosos, y asaltantes, salvaron vidas.

Nunca se entregaron los reconocimientos porque no hubo dinero con que agregar a la placa con la palabra gracias, un mes de salario, o un apoyo económico que se merecían.

Se pasó el tiempo, y ahora llega un Director nuevo.

Podrá subir los cerros y caminar seis horas seguidas para encontrar un plantío de drogas.

Participará en los operativos de la madrugada donde no son raros los enfrentamientos o las detenciones de prestigiados Ensenadenses que se les pasaron las cucharadas.

Volverán los Jefes policiacos que protegieron el crecimiento y el desarrollo del narcotráfico en Ensenada, donde decidieron quedarse a vivir con sus familias por sus amistades o compadrazgos con los policías.

Retornarán las ejecuciones en la vía pública, las balaceras en los bares de la zona de tolerancia y la impunidad de servidores públicos.

La moneda esta en el aire, Quintero, dejó una buena corporación, con defectos pero en general comprometida con la ciudad, donde el que era sorprendido en una ratería era suspendido con la misma velocidad.

Donde el decomiso de drogas aumentó y el robo de vehículos bajó, donde se profesionalizó la corporación, se les dieron armas, chalecos blindados, vehículos nuevos y capacitación, para poder cumplir su trabajo, donde se les mostró que eran importantes y podían ser orgullosamente policías.

Ahora, la situación es distinta, nadie sabe cual será el nuevo ordenamiento, nadie sabe, quien se va o quien se queda o quien pueda regresar.

Entre tanto, un escenario pudiera ser imaginado por todos nosotros, un Quintero derrotado, que pudiera volver a Ensenada el 15 de julio, sin equipo, porque el que tenía, lo abandonó a su suerte el 14 de febrero.

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