Y la PGR hasta cuando...
La mañana del martes, el cuerpo de un hombre al parecer muerto por una sobredosis de droga, fue localizado bajo el puente de la avenida Juárez.
Un indignado ciudadano junto al cadáver, señaló atinadamente que mientras hombres y mujeres de diferentes edades, se convierten en adictos y mueren o quedan impedidos mental y físicamente por causa de los enervantes, los que la venden siguen su actuación de manera impune en la sociedad.
Para ninguna autoridad es secreto la ubicación de los picaderos, y los sitios donde se vende droga, pero mientras unos atacan el problema hasta donde su capacidad y sus atribuciones lo permiten quien realmente debiera actuar en consecuencia se mantienen paralizados y sin señales de vida.
Si, me refiero a la PGR a sus agentes policiacos, ministerios públicos y jueces que no pueden, no saben o no quieren acabar con este grave problema que alcanza ya proporciones terribles dentro de la sociedad.
Uno de los cambios por los que votaron los mexicanos, es precisamente por el fin de la impunidad, de la corrupción que ha imperado en un país inerme que antes sospechaba y ahora empieza a darse cuenta, de la mugre que se encuentra escondida bajo las alfombras de muchas dependencias, especialmente de las encargadas de mantener el imperio de la Ley.
La fuga del Chapo Guzmán fue una de ellas, en la cual, mueve al coraje y la impotencia, la poca valía en que los encargados de la ley en este asunto tenían por el honor y por la justicia que desafortunadamente representan.
Si bien en este caso se trata de los penales, a final de cuentas en el asunto del Chapo hablamos de un narcotraficante que como El Mayel, Los Arrellano, Los Carrillo Fuentes, Palma, Esparragoza y muchos otros han crecido, se han fortalecido y han impuesto sus leyes bajo el cuidado de miles de agentes policiacos a lo largo y ancho del país.
Asociar a la PGR con el narcotráfico, como una de sus células mas malignas, es algo normal en nuestro país, pero también es un hecho vergonzoso.
El narcotráfico con sus largos tentáculos, ha logrado permear todas las capas, todos los espacios, y manchar a su paso o tratar de manchar todo lo que toca.
Para poder atacarlo, se requiere gente limpia, gente sana, bien intencionada, profesional, decente.
Pero para lograr esto, se requiere partir de las cabezas, de sacar la basura que se ha acumulado durante décadas de corrupción de tolerancia y de impunidad.
No basta con buenas intenciones, ni con discursos, son necesarias acciones frontales, una sociedad que denuncie, que señale y una autoridad que audite los resultados de la PGR para que ésta, de cuentas con hechos, de su trabajo.
Una autoridad que despida a quienes no quieren o no pueden responder, aunque sea su función.
Una autoridad que exija a los agentes resultados, a los jueces sentencias y a los ministerios públicos averiguaciones previas en las cuales ejerzan la actividad por lo que presumiblemente se les paga, fiscales, de una sociedad que ya está harta de que sigan envenenando a la gente.