La visita del barco de la Paz
El testimonio de los Hibakusa, sobrevivientes de las bombas de Hirosima y Nagasaki

Por: Elizabeth Vargas

El testimonio de Kodama Mitsuo un Hibakusa

Sobrevivió a la bomba nuclear.

Su nombre es Kodama Mitsuo, es un anciano de 78 años de edad y ha padecido a lo largo de su vida, diversos tipos de cáncer algunos, muy raros y simultáneos, derivados de la radiación a la que fue expuesto en su niñez.

 

Es un Hibakusa, un sobreviviente de Hiroshima, la ciudad en la que vivía y en la que asistía a la escuela, ubicada dentro del perímetro mas afectado por la bomba atómica que lanzaron sobre su ciudad.

 

El tenía entonces 12 años y estaba en la escuela, junto con otros 300 niños  tomaba clases cuando Estados Unidos decidió liberar la bomba atómica sobre una ciudad que en esos momentos realizaba actividades normales.

 

Kodama Mitsuo recuerda lo que ocurrió entonces, la pesadilla que inició con un esplendor, el hongo de cenizas y fuego y como la lumbre y la intensa radiación provocaron la muerte de sus compañeros de juegos.

 

De 300 alumnos que había en su escuela apenas a unas cuadras del sitio exacto donde cayó la bomba, solo 19 sobrevivieron, los otros quedaron despedazados y quemados vivos, o con lesiones tan severas que muy pocos días después les causaron la muerte.

 

Su testimonio es acompañado con algunas fotos en blanco y negro, tomadas pocos días después de este ataque y algunas pinturas donde algunos pocos artistas han dejado plasmado lo que vieron.

 

Mitsuo explica que cuando recién cayó la bomba el pensó que era un ataque contra la escuela y esta había sido incendiada, pero al observar edificios alrededor notó que no era así, un diario cercano estaba en llamas y un edificio de 13 pisos.

 

En la escuela estaban los estudiantes, muertos, con lesiones en el cuello, aplastados, su mejor amigo entre ellos, muerto bajo una columna. Muchos tenían quemaduras parciales, la piel con vidrios enterrados y otros completamente quemados.

 

No se podía respirar, la gente corría, muchos buscaban agua, el apenas tenía 12 años y trató de rescatar a sus amigos pero era muy poco lo que lograban hacer en ese momento había en el lugar 72 niños sobrevivientes, pero muchos ya estaban heridos y de esos para el año siguiente solo eran  19.

 

Algunos vomitaban sangre, el de hecho, duró meses antes de dejar de vomitar y de sentir nauseas.

 

La educación Japonesa los hacía ser valientes y en lugar de llorar o gritar llamando a sus padres, empezaron a cantar el himno de la escuela, los que podían hacerlo.

 

Mitsuo salió de la escuela finalmente y caminó al norte, encontró un refugio y se acomodó en una fila, algunos sollozaban, pero el sonido que el recuerda es el de la respiración desesperada por un sorbo de agua.

 

En la fila del albergue de mas de 150 metros de largo la gente parecía que tenía harapos, sin embargo  al poner mas cuidado se dio cuenta que no eran harapos.

 

Eran la ropa quemada y la piel unidas, que se desprendía de los cuerpos por causa del fuego y la radiación, muchos morían en la fila, otros trataban de detener miembros amputados y un joven frente a él se detenía el ojo que se le había desprendido de la órbita.

 

Era una pesadilla y entonces se salió de la fila para segur caminando, buscando otro lugar, finalmente Mitsuo llegó a su hogar, sus padres y sus hermanos estaban bien, su padre no estaba en su trabajo en el centro de la ciudad ni su madre, eso les había salvado la vida.

 

Pero otros no corrieron la misma suerte, miles de personas murieron en el momento, y meses o años después a causa de estas bombas y la radiación que emanaron sobre el pueblo de Japón

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