La semana pasada le planteamos: ¿Debe supervisar el Ayuntamiento al transporte público con las mismas reglas que pretende aplicar a UBER? 8 de cada 10 opina que si. Gracias a todos por participar.
La constante supervisión que ha denunciado la empresa Uber, casi a niveles de acoso, hace que sea evidente la forma en que el gobierno municipal intenta proteger a los gremios de transporte, históricamente asociados con el PRI.
Y no es que esté mal el hecho de que un servicio público esté supervisado... el problema es que al estar peleando una batalla que es económica, concentrados en atacar a unos y tolerar a otros, las autoridades municipales dejan de cumplir su función.
Las cooperativas locales no han terminado de entender que el consumidor cambió y que gracias a la tecnología espera recibir servicios distintos a los que históricamente se le han ofrecido.
En otras ciudades del país, los gremios han empezado a desarrollar sus propias plataformas y aunque no están de lleno en el modelo de economía colaborativa que ofrece Uber, están dando una pelea digna por mantener a su clientela.
Dentro de muy poco tiempo, empresas como Smart Taxi empezarán a mermar el posicionamiento que ahora tiene Uber, en lo que seguro será una batalla donde el más beneficiado será el usuario final: mejores unidades, precios competitivos.
El paternalismo del gobierno municipal lo único que está logrando es impedir que los gremios locales hagan algo por modernizarse. Peor para ellos.