Se acerca el primer carnaval organizado por iniciativa privada y por esto le preguntamos sobre sus expectativas. Tres de cada cuatro esperan que sea mejor y ojalá que así sea.
Aunque a veces con frío y casi siempre con algo de lluvia, no hay fiesta en la región que se equipare en participación y capacidad de convocatoria al carnaval ensenadense.
Si bien es cierto, muchas de las actividades que tenían costo para la ciudad, otras como la venta de permisos para venta de bebidas alcohólicas, de comida y la instalación de juegos mecánicos, representan un ingreso que al menos debería compensar los gastos.
Antes de que el nuevo alcalde entrara al debate del balance entre lo gastado y lo recuperado, decidió entregar a la iniciativa privada la organización de la fiesta: una operación conjunta de tres empresas, con empresarios y toda la cosa, donde lo naturalmente lógico es que actúen como empresarios con empresa: buscando ganancias.
Hasta aquí nada extraordinario, pero vale la pena recordar que los empresarios con empresas que buscan ganancias solo pueden obtenerlas de tres maneras: con la reducción de gastos, el incremento de las ventas o con la venta de sus activos, lo que en este caso queda descartado.
Reducir gastos casi siempre equivale a disminuir calidad, por el bien de los ciudadanos ojalá no sea así; incrementar ventas implica que el dinero para tres empresas va a salir de los cientos de ciudadanos que apuestan sus ahorros para obtener permisos para los puestos, que ya pagaban, pero si antes los números no daban, lo naturalmente lógico es que las cuotas sean más altas o que sean más puestos o una combinación de ambas. Claro, también podrían venderse las entradas a los conciertos o incrementar el costo por el uso de los baños públicos, pero eso lastimaría con severidad el bolsillo del pueblo y no se trata de esto... ¿o si?
Falta muy poco para conocer el desenlace de esta historia.