La semana pasada le preguntamos si desde su punto de vista funcionó la medida de retirar los altos en la calle segunda. El 63 por ciento piensa que esta medida no funcionó. Gracias a todos por participar.
Sin duda el fin es noble... a todos nos gusta transitar por espacios que permiten la fluidez vehicular y sin duda la decisión no fue sencilla. El problema, como casi siempre, fue la ejecución.
Basta estar cerca de los cruceros donde desaparecieron los altos para escuchar el sonido de la administración pública: frenazos, mentadas de madre, uno que otro choque, varios casi atropellados y todo lo que es normal cuando los que tienen que hacer algo no saben como.
¿Es mucho pedir un proyecto de señalización vial cada vez que se hace un cambio de este tipo? Yo creo que no.
El ayuntamiento, a pesar de la extensa nómina en la dirección de Comunicación Social, enfoca todas sus energías en ser la oficina de prensa del alcalde, para mantenernos informados de cosas que en su mayoría son irrelevantes.
Esta forma de llevar la comunicación del municipio es producto de tres cosas. En principio de la inercia, pues aunque ha habido alternancia partidista, todos los titulares han ordenado hacer exactamente lo mismo que hacía el anterior, ¡como si sirviera de algo! ¿funcionaron todos los comunicados de Hirata para mejorar su imagen? ¿y los de Pelayo? ¿y los de Pablo Alejo? ¿y los de Mancillas? ¿y los de Catalán?
Otra razón poderosa es que el alcalde en turno pasa buena parte de su tiempo suspirando en ser el próximo gobernador del estado, aunque todos sistemáticamente lo han negado. Solo así se explica el culto a la personalidad que destila toda la comunicación oficial: en Ensenada no se mueve una hoja si no es por instrucciones del alcalde.
Debemos entender entonces que, por instrucciones del alcalde, los altos desaparecieron, las señales no llegaron y si los automovilistas se matan a mentadas, habrá que contrarrestarlo con miles de comunicados donde es evidente que el presidente municipal trabaja en las relaciones públicas de su próxima campaña.
Esta actitud está presente también en otros funcionarios: el alcalde se siente próximo gobernador, el director de desarrollo social se siente próximo alcalde, los regidores se sienten próximos diputados, los presidentes de partido se sienten próximos regidores y así, hasta que se agoten los cargos disponibles.
La tercera razón es la incapacidad del director de comunicación de leer los problemas reales de las personas a quienes debe servir: el alcalde es su jefe, pero su cliente es el ciudadano.
Oficinas con señalamiento apenas funcional, trámites para los que no existe una explicación por escrito disponible al público y de Internet mejor ni hablemos. ¿De verdad es imposible tener un mapa en línea con las rutas del transporte público?
El problema en la calle segunda es una gota más en ese enorme vaso casi lleno con las ineficiencias acumuladas por años. Lamentablemente los que deben resolver eso y cientos de casos más, no saben, no pueden, no quieren o las tres cosas. ¿Quiere verlos? No tardan en andar en la calle pidiendo votos de nuevo.