A propósito del lamentable accidente donde perdió la vida una joven mientras trabajaba para un evento masivo, la semana pasada le planteamos ¿Debe exigirse la contratación de un seguro a los organizadores de eventos masivos? Nueve de cada 10 opinan que si. Gracias a todos por expresar su opinión.
En México, la cultura del seguro es realmente incipiente. Sabemos que están ahí pero la apuesta siempre es por evitar cualquier cosa que no se considere un gasto indispensable.
El problema es cuando ese riesgo cae encima de una persona, una víctima que debe recorrer un auténtico viacrucis donde muchas veces las autoridades competentes más que ayudar, estorban.
Y los problemas no están ocultos... en nuestra hemeroteca hay cientos de notas donde se da fe de personas afectadas por algún tipo de incidente en que se vieron involucradas por su asistencia a un evento masivo.
Tan solo en nuestro maltrecho, manoseado y ahora felizmente comercializado carnaval ensenadense los incidentes se cuentan por docenas: robos de autos, riñas, lesionados y ocasionalmente decesos. Todo está documentado, por más que desde el Ayuntamiento la instrucción maquilladora de datos meta con calzador las palabras "saldo blanco" y que todo es gracias al guapísimo y sensual alcalde en turno, claro.
El argumento para declarar inviable la contratación de un seguro es que resulta muy caro, pero eso escupir para arriba, pues finalmente las empresas que expiden la póliza evalúan antecedentes y riesgos. En otras palabras, se convoca a los ciudadanos a participar en un evento con un riesgo tan alto que no se podría contratar un seguro, con todo y que es el mismo Ayuntamiento quien diseña los operativos y finalmente presume de éxito.
La pregunta entonces es ¿quién paga las consecuencias de lo inseguro? Una pequeña parte va financiada por los recursos públicos (seguridad, servicios de emergencia), el resto regularmente le queda a la víctima. ¿Le robaron el auto? ¿lo golpearon? Presente su denuncia y en no menos de 30, 60 o 90 vueltas le diremos que todavía no hay respuesta.
Con los eventos privados la historia no es distinta. Los organizadores de conciertos son capaces de pagar miles de dólares por un artista que asegure la taquilla, pero de asegurar a las personas mejor no hablemos, si la autoridad no lo exige que todo caiga en la categoría del riesgo calculado.
Esta es una asignatura pendiente para todos los regidores y para el presidente municipal. Si en verdad para la ciudad la actividad relacionada con los eventos masivos es importante desde el punto de vista económico, no estaría nada mal que regularan las condiciones para conservar la viabilidad desde el punto de vista humano.