La semana pasada le planteamos: ¿Le gustó el carnaval en el bulevar costero? Sólo el 20 por ciento de los participantes indicaron que si, 80 por ciento restante se dividió entre los que manifestaron desacuerdo y los que no asistieron. Gracias a todos por expresar su opinión.
Con todo y que se trataba del centésimo aniversario de la fiesta más popular de Ensenada, nuestras autoridades municipales postergaron la decisión hasta que sucedió lo de siempre en estos casos: el caballo que diseñaron resultó camello de dos patas.
Cierto, es difícil dejar contento a todo mundo, pero es que pareciera que se esfuerzan precisamente en hacer todo lo contrario.
Los asistentes, inconformes con la ubicación; los no asistentes, afectados por el tapón colocado en el centro de la ciudad que por unos días volvió insoportables las calles que quedaron funcionales. Pérdida de tiempo, más gasto de gasolina, menos estacionamiento y una derrama económica que sólo existe en los comunicados oficiales de gobierno, donde casi a nivel de insulto a la población, nos cuentan de un carnaval que salió perfecto.
Aunque el carnaval no es un asunto mayor si deja clara una lección: a veces el más popular (el que gana la elección) no es el más indicado para conducir los destinos de una comunidad.
Definitivo, no es un asunto mayor, pero será otro tema a recordar cuando el ahora alcalde manifieste abiertamente sus intenciones de ser gobernador.