Dicho estudio, realizado por Moira Burke y Robert Kraut, establece como punto de partida tres distintos usos en el caso de Facebook: la comunicación directa entre personas (chats), la publicación de contenidos y el consumo pasivo de lo que otros publican; los investigadores lograron demostrar una relación directa entre la autoestima, el consumo pasivo de contenidos y las habilidades personales de comunicación.

Para establecer lo anterior, Burke y Kraut trabajaron con un grupo de 1 mil 193 personas a las que entrevistaron en dos ocasiones, con seis meses de diferencia entre una y otra.

Por otra parte parte, el informe “La envidia en Facebook” de la doctora Hanna Krasnova del Instituto de Sistemas de Información en la Universidad Humboldt de Berlín, señala que el seguimiento pasivo provoca emociones de odio a los usuarios que envidian la felicidad de los demás, expresada en las publicaciones sobre sus vacaciones o sobre sus éxitos, por ejemplo.

Respecto a un acto cotidiano, como curiosear en las fotos publicadas por un contacto, la doctora Krasnova afirma que a diferencia de un texto, una foto puede ser poderosa al provocar comparaciones sociales inmediatas y puede detonar sentimientos de inferioridad.

La conducta nociva puede detectarse con el simple hecho de establecer, que porcentaje del tiempo que se dedica a las redes sociales se dedica a ver las fotografías de los demás en actividades sociales gratificantes, como vacaciones o fiestas; si se detecta que este es demasiado alto podría estarse detectando a tiempo un problema personal de índole mayor.