Dentro del mismo estudio se señala que el hecho de que el aborto sea ilegal no detiene a las personas implicadas de llevarlo a cabo, y además es más común en las zonas urbanizadas que en las rurales. Lo que cambia en estas condiciones es que las personas ponen en riesgo su salud aun más de lo que lo harían en el cuidado de la regulación legal.

Fuera de los criterios morales sobre el asunto mismo, podemos hablar de que el aborto, aun para quienes están a favor de su legalización, no es un método deseable de anticoncepción y es prevenible.

Algunas personas dirán que ya existe demasiada información sobre el tema y mucho acceso a los métodos anticonceptivos, o al menos a los más eficaces. Este es el resultado de un esfuerzo de mucho tiempo, y sin embargo no es suficiente.

Las causas del embarazo no deseado son muchas, donde se incluyen la falta de un proyecto mínimo de vida, la formación de una personalidad apegada a los estereotipos de género, y obviamente la falta de información y educación.

Las expectativas de nuestra vida nos ponen en un centro en donde si sabemos lo que queremos, buscaremos la manera de lograrlo. Esto incluye evitar lo que no queremos.

Los estereotipos de género reducen las posibilidades de acción, especialmente en las relaciones violentas. En cuanto al aborto, cuestionemos un poco las razones por las que creemos que una persona o pareja aborta. En general, las personas pensamos que las capacidades de la persona son limitadas o que su promiscuidad tuvo esto como consecuencia. ¿Qué sucede entonces con las relaciones forzadas por la misma pareja? ¿Con las condiciones de hambre, abandono o edad avanzada? Circunstancias sobran fuera de las mencionadas, pero el condicionamiento social nos obliga a pensar en unas pocas para juzgar a las personas cómodamente.

En cuanto a la educación de la sexualidad es importante mencionar que no solo la información es parte de ella. Es cierto, existe de sobra. Pero quienes hemos trabajado en educación sabemos que además de esto, se debe desarrollar la competencia y la actitud de la persona para poder completar el proceso formativo.

Por poner un ejemplo, hablemos del condón. El mismo tiene instrucciones dentro de su caja para ser colocado correctamente. Incluso habemos personas que nos dedicamos a difundir la información al respecto en las escuelas y los mismos muchachos están hartos de escuchar hablar sobre ella.

Sin embargo, al preguntarles si alguna vez han puesto uno, muchos dicen que no, aun conociendo la información de memoria y llevando una vida sexual activa con una o varias parejas. Los motivos son diversos, entre ellos está el olvido, la creencia de que nada “malo” va a pasar o que simplemente les da pena ir a los servicios gratuitos o a la farmacia a conseguir un paquete.

Esto nos habla de un desfase en cuestión de información y actitudes, que es en lo que más hay que trabajar como sociedad, incluyendo a padres de familia, maestros, alumnos y otros miembros e instituciones dentro de la comunidad, pues la sexualidad no es una entidad separada y silenciada de nosotros.

Mientras se le siga tratando de esta manera, seguirán siendo altas las estadísticas, no solo del aborto, sino de los embarazos no deseados, las infecciones de transmisión sexual, violencia dentro de la pareja y la familia, abuso sexual, violación, entre muchas otras cuestiones que aquejan a nuestra sociedad, pero en particular a quienes las viven.