En México los intereses de las empresas navieras se encuentran representados por la Camara Mexicana de la Industrial del Transporte Marítimo (CAMEINTRAM), que mantiene vínculos formales con la ICS; y efectivamente en diversas ocasiones los navieros han expuesto por medio de su presidente Juan Pablo Vega Arriaga, que los esfuerzos para mejorar la eficiencia en el consumo de combustible y reducir la emisión de gases con efecto invernadero es un asunto ya muy adelantado para quienes transportan el 90% del comercio global.

Las empresas navieras reconocen que el costo de combustible es la mayor variable que existe en sus gastos de operación dentro de la industria del transporte marítimo. En los últimos 5 años los precios de combustible a nivel mundial se han incrementado en cerca del 300%, y se espera todavía un incremento de entre el 50% y el 100%, debido al inminente cambio a combustibles con bajo contenido de azufre, requerido para los motores de las mas nuevas embarcaciones mercante, conforme diversas reglas emitidas por la Organización Marítima Internacional (OMI).

El costo de combustible para una típica embarcación de carga a granel es de 3 millones de dólares al año, por lo que el incentivo económico para hacer un uso mas eficiente de hidrocarburos y por ende reducir la emisiones de gases de efecto invernadero (CO2, NOx y SOx) ya existen desde hace algún tiempo. En respuesta a esta situación las embarcaciones ahora son construidas con diseños mas eficientes para su navegación y dotadas de motores y sistemas de exhaustion para el consumo de combustible con bajo contenido de azufre. De no ajustar sus operaciones a esta realidad las empresas navieras no sobrevivirían.

Las nuevas reglas de la OMI para mejorar la eficiencia de los buques por medio de su diseño de construcción y la implementación obligatoria de Planes de Administración para la Eficiencia Energetica del Buque (SEEMP) le esta dando un impulso adicional a los esfuerzos que desde hace tiempo está implementando la industria del transporte marítimo para reducir el consumo de combustible y de emisiones atmosféricas contaminantes, lo que también incluyen medidas operativas como la reducción de velocidad y el ajuste en la diferencia de calados, que afecta directamente la forma en que la embarcación se traslada en el agua.

En enero de 2013 entraron en vigor las enmiendas al Convenio internacional para la prevención de la contaminación proveniente de los buques (MARPOL), lo que convirtió al transporte marítimo en la primera industria en tener un régimen mundial para reducir las emisiones de CO2.

La industria del transporte marítimo global mantiene una colaboración estrecha y comprometida con los gobiernos y con la OMI para mejorar el consumo de combustible en las embarcaciones y prevenir la emisión de gases de efecto invernadero, pero desafortunadamente el Gobierno de México continúa hasta la fecha sin ratificar su adhesión al ANEXO VI de MARPOL.

Desde hace años la administración marítima mexicana a cargo de la SCT ha propuesto al interior del Gobierno Federal la plena incorporación de México al régimen internacional de protección al medio ambiente marino, pero enfrenta una poderosa resistencia por parte de Petróleos Méxicanos, quien frecuentemente argumenta su imposibilidad de producir y distribuir el combustible con bajo contenido de azufre, que deberían utilizar los sistemas propulsores de las embarcaciones de nueva construcción que precisamente a exigencia de Petróleos Mexicanos ya navegan en la Sonda de Campeche.

Una vez que el Protocolo de Kyoto sea remplazado en el 2015, la OMI pretende implementar un sistema que registra y verifica en tiempo real el consumo de combustible y emisiones de CO2 de cada una de las embarcaciones mercantes que efectúan viajes internacionales, lo cual esta siendo apoyado por la ICS; quien en breve someterá a la OMI una iniciativa que detalla como podría incluirse en este esfuerzo a embarcaciones de todas las nacionalidades aun en navegación de cabotaje y en aguas interiores.

Como en el caso del Convenio sobre trabajo marítimo de 2006, estas otras medidas adoptadas por la comunidad internacional de naciones también deberán ser implementadas tarde o temprano por nuestro país; pues la economía mexicana no podrá resistir ni a mediano ni a largo plazo, mantenerse aislada de las mejoras a la navegación marítima que ya se han introducido en la industria que transporta el 90% del comercio mundial.