La discapacidad o diversidad funcional es una condición médica de nacimiento o causada por un accidente o enfermedad donde se ven afectados los sentidos o la movilidad del cuerpo. Tiene diferentes grados de severidad dependiendo del caso. Las personas discapacitadas han sido más visibles en los últimos años en lo concerniente a sus derechos y su educación. Sin embargo, en cuestión de su sexualidad, vamos algo atrasados en buena parte del mundo.

Por otra parte, el BDSM es un acrónimo que engloba una serie de prácticas sexuales que son tabú: Bondage, Disciplina; Dominación y Sumisión; y Sadismo y Masoquismo. Cabe aclarar que los participantes tienen roles definidos de antemano junto a una serie de reglas y acuerdos para que la práctica sea completamente segura y disfrutable para quienes participan, obviamente, de manera voluntaria.

De principio, podríamos pensar que estas palabras se refieren al sometimiento involuntario y a hacer sufrir deliberadamente a las personas de una manera “enfermiza”. Sin embargo, quienes lo practican saben que hay una palabra clave dentro del juego que sirve para pararlo en el momento en el que cualquiera de los participantes se sienta incómodo. En realidad, no es un sometimiento forzado y es más un juego de roles que una tortura verdaderamente sádica, diferente al imaginario de muchas personas.

La persona en la fotografía es María Sejmet de Ra, española, practicante amateur de la dominación. Fue diagnosticada a los 16 años con artritis reumatoide, lo cual no le ha impedido hacer una vida como cualquier otra, a excepción de que hace 20 años que usa muletas para caminar.

Durante una entrevista habló de su práctica y de que ha encontrado a otras personas con diversidad funcional que también ejercen el BDSM desde los diferentes roles y habla de una pequeña comunidad, aunque no todos ni todas se manejan con sus verdaderos nombres.

Esto debido, obviamente, a las experiencias propias o ajenas de rechazo o incluso de amenaza a su integridad. Por esto, se lee muy al principio de su blog la advertencia sobre su discapacidad y que por seguridad de ambos participantes, pero sobre todo de ella, que si este es un detalle incómodo o molesto, se vayan de la página y ya.

El mundo de la sexualidad es amplísimo, especialmente en cuestión de prácticas y expresiones del comportamiento. Anteriormente hubo una nota sobre un documental titulado “Yes, we fuck”, que se está filmando en España y que recientemente ha venido sacando poco a poco el material del que se está tratando lo que encuentran con sus participantes voluntarios.

Dentro de estas prácticas, las personas con diversidad funcional física o mental, han encontrado grupos de exploración y encuentro donde se habla y practica sexo tántrico, el arte de la meditación sexual, las caricias y otra serie de cosas que prueban que el hecho de ser discapacitadas, no es un motivo para detenerse. Prueban además que las limitaciones en cuanto a la sexualidad son más una cuestión de actitud y educación, de condicionamientos sociales que hace mucho no son útiles para las circunstancias en las que vivimos.