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En el año 1930, el territorio de la Baja California carecía casi en absoluto de fuentes de economía propia, como un comercio organizado con bases que garantizaran solidez más o menos permanente.

Habiendo yo sido electo por la H. Cámara de Comercio de Tijuana (que ya entonces hacia esfuerzos por definir la situación de las actividades bajo su control) nos reunimos un grupo de hombres integrantes de la misma entre los que contaba Don Enrique Aldrete, Don Miguel González y otros más que se escapan a mi memoria, para elaborar un plan para considerar la implantación en este Territorio de cualquiera de las tres siguientes concesiones: Tarifas diferenciales, perímetros libres o zona libre.

El punto de vista de quienes formábamos la comisión era que, el aislamiento geográfico en que se encontraba nuestra entidad y su escasa población de entonces, eran razones más que poderosas para convencer al Gobierno Federal para que por medio de cualquiera de los privilegios antes señalados se impulsaran las vías de comunicación y se fomentara con urgencia la colonización de esta península.

Procedimos a trasladarnos a Mexicali para entrevistarnos con el Gobernador, que era el General José María Tapia, el cual nos permitió exponerle nuestros propósitos.

Después de escucharnos nos expresó que estaba dispuesto a encabezar la comisión y partir a la ciudad de México para entrevistarnos con el Presidente Ing. Pascual Ortiz Rubio.

Como la comisión tuviera que salir a la capital a la mayor brevedad posible y no teníamos los medios económicos, el Gobernador dio instrucciones al delegado de Gobierno Guillermo Macalpin y a Don Enrique Pérez Rúl, que pusiera a sus mejores elementos para hacer la recolección de fondos, pues la mayoría de los comerciantes eran extranjeros y se negaban a contribuir para la causa. Entonces el recaudador, apoyado por el jefe de la policía, clausuró cuatro establecimientos y a partir de ahí los que se negaban a cooperar lo hicieron y reunimos los fondos para trasladarnos a la capital.

El Licenciado Luis G. Martínez con la colaboración de Don Enrique Aldrete preparó el proyecto que presentaríamos al Presidente. La salida se efectuó el 30 de marzo de 1930.

Nuestra primera entrevista con el Ingeniero Pascual Ortiz Rubio fue cordial y acepto de buen agrado facilitar la implementación de cualquiera de las tres

propuestas: Tarifas Diferenciales, Perímetros Libres o Zonas Libres.

A pesar del interés de presidencia había muchos obstáculos burocráticos, el principal fue la Secretaria de Hacienda. Don Luis Montes de Oca, ministro de la oficina, se oponía rotundamente a que no hubiera captación de impuestos. Dijo que estudiaría el caso y dio por terminada la audiencia.

El 20 de abril nos trasladamos a Tehuacán para entrevistarnos con el Ministro de Gobernación Lic. Emilio Portes Gil indudablemente que el si entendía nuestra situación y lo oportuno de nuestra petición.

Fue necesario convencer a los altos funcionarios de que era inaplazable la vigencia de una disposición que permitiera la libre importación de artículos, esenciales para la vida y prosperidad de la población de este territorio, que a la vez estimularía la creación de industrias, ampliación de negocios comerciales, financieros y agrícolas que traerían grandes beneficios al país y sobre todo a la Baja California.

Finalmente siendo presidente de la república el general Abelardo L. Rodríguez y el Sr. Wulfrano Ruiz Presidente de la Cámara de Comercio de Tijuana, se instituyeron los primeros perímetros libres en Tijuana y Mexicali .

El hombre a quien se debe las Zonas Libres es Don Miguel González, pues puso su influencia personal, su dinero y su tiempo para lograr las franquicias de libre importación de nuestro territorio.