Diversos analistas coinciden en que el año que está por iniciar, pasará a la historia como el momento en que se detone el uso de la tecnología para vestir, que lleva años en investigación y desarrollo pero no termina por establecer su cuota de mercado.
En cuestión de ropa, marcas como Victoria Secret o Ralph Lauren ya cuentan con modelos que combinan textiles con electrónica: específicamente sensores que dan cuenta de aquellas variables que se relacionan directamente con el desempeño físico… prendas pensadas originalmente en atletas pero disponibles para el público en general.
Los relojes inteligentes también pasaron de ser una promesa para convertirse en una realidad, sumamente publicitada pero de baja aceptación por el momento. Marcas líderes como Samsung, Apple, Assus y Sony presentan sus propuestas sin lograr alguna de ellas consolidarse como líder de la categoría.
El anillo inteligente también podría convertirse en una realidad. Gracias a la conectividad via bluetooth, este accesorio podría hacer mucho más que simplemente esconder una memoria con puerto USB, como el caso del cinturón al que se incorporaron una serie de baterías flexibles para emplearse como cargador.
Finalmente, el caso de los Google Glass, sigue bajo la mira de todos los estudiosos del avance tecnológico, pues su costo de salida al mercado ha impedido que lleguen masivamente al público en general.
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