La noticia del fraude del pescado en los comedores oficiales de la Unión Europea y en algunos de los restaurantes independientes nos han situado en la realidad, hasta los países más avanzados está lejos del sueño de una trazabilidad en el manejo de los pescados y mariscos.
Según la fuente citada en una investigación realizada por Oceana conjuntamente con la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) revela que de un total de 280 muestras de pescado recopiladas en más de 250 establecimientos, durante el mes de marzo y junio del presente año, el 30% no se correspondía con lo solicitado, siendo el lenguado, el atún rojo y el bacalao las especies que más se sustituían por otras similares cuyo costo es hasta un 40% más barato.
Mediante las pruebas de ADN se pone al descubierto que un 38% del pescado estaba mal etiquetado, es un engaño al consumidor y una puerta abierta al blanqueo de los productos pesqueros ilegales o insostenibles.
Oceana fundada en 2001, es la mayor organización internacional centrada exclusivamente en la conservación de los océanos nos recuerde que la trazabilidad tiene una gran importancia en el marco de la globalización alimentaria, siendo la única herramienta que puede permitir realizar un seguimiento preciso de los productos en un laberinto complejo, garantizándose bajo esta medida la seguridad alimentaria.