Accidentes automovilísticos con saldos fatales ocurridos recientemente en nuestra ciudad, evidencian que en materia de prevención seguimos inmersos en la apatía y la irresponsabilidad. Apenas en un lapso de una semana dos jóvenes perdieron la vida en percances donde imperó lo antes señalado.
Y sí, nos lamentamos, nos condolimos y nos impactamos con la tragedia. Pero hasta ahí llegamos.
A los días el olvido. De nuevo el olvido. Ese olvido que anida a la irresponsabilidad y la agiganta.
En cualquier momento, ojalá no, vendrán de nuevo las lamentaciones, las condolencias. Y es que así somos. Lo que hoy nos conmueve mañana se olvida.
La prevención, sí la tan llevada y traída prevención, es tarea de todos.
Vamos por el fin de los excesos en los espacios públicos hoy convertidos en cantinas, vamos por el fin de los horarios ampliados en bares y centros nocturnos, vamos por sanciones drásticas en contra de conductores alcoholizados, vamos por la implementación del alcoholímetro de una vez por todas, vamos en contra de policías irresponsables.
Vamos por lo que tengamos que ir. No hay de otra.
Si el propósito es disminuir en lo posible que sigan ocurriendo accidentes fatales, vamos por lo que sea.
Redes sociales
No. Cuando menos por esta ocasión no. Las redes sociales altamente socorridas por los candidatos en campaña no determinarán el rumbo de la elección. Quienes le apostaron a sus publicaciones un día y otro también al "facebook" se levantarán el próximo 6 de junio adoloridos emocionalmente.
Y no será para menos. Y es que sus miles o cientos de "likes" no se reflejarán en votos en las urnas.
Las redes sociales, decía un investigador, se han vuelto frívolas. Salvo casos excepcionales sus contenidos se vuelven volátiles, momentáneos,
intrascendentes. Se prestan para el linchamiento, la calumnia y la desacreditación; en materia política son propicias para el engaño, la farsa y la simulación.
Y vaya que sí.
Se compran seguidores, likes y replicadores. Se compra además egocentrismo, vanidad y hasta esa humildad tan escasa hoy en día. El 6 de junio, insisto, más de uno de los candidatos en campaña despertarán con la moral por los suelos. Sus fotos, videos y frases rebuscadas que hoy saturan las redes sociales no se reflejarán en votos. Y es que las redes sociales no son fábricas para hacer milagros. Claro que no.
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