En unos días aparecerá en el mercado de nuestro vecino del norte la piña rosé desarrollada por la empresa Del Monte, no dudo que una vez más se levantarán las críticas sobre los pros y contra de los alimentos transgénicos y de organismos modificados genéticamente (OMG).
Desde principios del siglo pasado hubo registros aislados de los primeros intentos de cruzar o fusionar los protoplastos vegetales, pero fue hasta 1987 que fue creada oficialmente la primera planta genéticamente modificada, se trataba de una planta de tabaco a la que se le añadió a su genoma un gen de resistencia para el antibiótico Kanamicina.
En la actualidad, los OMG en la cadena de suministro ya se encuentran en productos como maíz, soja, algodón, tilapias, uvas, álamos, salmón, eucalipto, arroz y ovejas y existe una larga lista de alimentos que están en proceso, y la gran pregunta de todos los consumidores es, ¿estos productos realmente nos benefician o nos perjudican? Creo que difícilmente existe una sola respuesta, depende a qué habitantes de este planeta se les pregunte, esa contestación depende mucho de su nivel socio-económico.
Antes de comprar tu piña color rosa, te invito a hojear un artículo relacionado con los OMG elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO, probablemente te servirá para tomar una decisión más acertada.
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