Durante este periodo de COVID-19, la mayoría de nosotros recordamos la importancia de tener un sistema inmunitario fuerte, que nos pueda proteger de invasores externos tales como bacterias, virus, hongos y toxinas. Nuestro cuerpo está constituido por diferentes órganos, células y proteínas que trabajan conjuntamente y que requieren ser cuidados para trabajar de manera óptima.
Una forma de cuidar de nuestro maravilloso cuerpo es utilizando simbióticos, que son el resultado de combinar los beneficios de los probióticos y los prebióticos. El término fue utilizado por primera vez en 1995, pero fue en 2019 cuando se actualizó su definición y posibles aplicaciones. Los probióticos son microorganismos vivos que, consumidos en cantidades adecuadas, establecen un microbiota intestinal equilibrada. En cambio, los prebióticos son ingredientes no digeribles, que estimulan de forma selectiva el crecimiento y la actividad de aquellas especies bacterianas beneficiosas que están presentes en la flora intestinal. Al combinar probióticos y prebióticos los beneficios en la salud son notables; logran promover un ambiente óptimo para el crecimiento de bacterias beneficiosas en nuestro sistema digestivo, lo que ayuda a equilibrar la microbiota intestinal, mejorar la digestión, la capacidad para absorber los nutrientes y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Un ejemplo que fusiona probióticos y prebióticos son los alimentos fermentados como el chucrut, el kimchi o el miso, entre otros.
Un nuevo estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong (China), nos proporciona evidencias de que la suplementación personalizada con simbióticos es una herramienta efectiva para la inmunomodulación.