Una situación crítica, es la que vive actualmente la agricultura en Baja California como reflejo de la presión que ha recibido en los últimos años con grandes incrementos en los costos de producción, salarios, reducción de áreas de cultivo, poca agua, tipo cambiario bajo y una amenaza arancelaria latente, lo que ha derivado en que por primera vez en décadas, haya menos trabajo en el campo.
Walberto Solorio Meza, Presidente del Consejo Agrícola de Baja California, se refirió a esta situación en el marco del anuncio de la Expo Agro San Quintín a celebrarse los días 11 y 12 de julio del 2025.
Solorio enumeró los temas que afligen al sector, que genera en los valles de la zona costa, miles de empleos y millones de pesos como resultado de la producción y exportación de diversos productos agrícolas, donde destacan berries y hortalizas.
Por la importancia esta es la entrevista textual donde enúmeró:
Salarios
“Incrementos en el tema del cálculo de impuestos sobre el salario mínimo. Del 2018 al 2025 hemos tenido de pasar de un salario mínimo de los 180 y tantos pesos a los 420 pesos, ha sido una presión del 2018 a la fecha muy importante para las empresas”.
Tipo de cambio
“La pérdida cambiaria que nos representó prácticamente durante tres años, una presión referente a las empresas agroesportadoras en cuanto a su ingreso. Anduvimos con tipos de cambio de los 16 pesos, cuando veníamos con tipos de cambio de los 20 pesos. Afortunadamente para el sector tiene algunos meses ya que el tipo de cambio nos ha favobrecido, pero no ha sido la solución a los altos costos que ha representado”
Agua
“El freno en cuanto a la inversión de nuevas sistemas de desalación que es nuestra limitante número uno y las incertumbres en el mercado y lo rematamos con el tema del tema arancelario que tenemos en este momento. Entonces nos ha obligado a las empresas del sector agroexportador a ser muy muy precavidos hacia dónde vamos”.
Mano de obra
“Lo que hemos notado en la actualidad de los valles es que la disminución de superficie que tuvimos del año pasado al día de hoy, se empieza a notar en la demanda de mano de obra cuando nos llega el pico de producción de la fresa para los valles de la costa que no se había reflejado hasta este momento.
Este año, no se necesitaron la cantidad de personas en mano de obra que normalmente se necesitaban en el pico de la producción de fresa que viene siendo durante los meses de marzo y abril.
Como Consejo nos dimos a la tarea de hacer un censo en las principales agrícolas, consultando a las principales productoras de los valles referente a cómo estaba su demanda laboral y todas las empresas coincidieron en el tema de que tienen listas de espera de gente que están esperando ingresar a las compañías”.
Es un fenómeno que no lo habíamos visto en años, es un fenómeno que normalmente era al contrario.
Las agrícolas andábamos mirando cómo retener, cómo atraer, el ser más atractivos para que pudieran venir a trabajar contigo, ahora se está dando un fenómeno preocupante ¿por qué? porque pues el motor económico de los valles en el caso de San Quintín, de Maneadero, de Ojos Negros pues es el agrícola y puede venir un detonante hacia el sector económico, turístico comercial, en donde si es un tema es un tema preocupante.
Vamos a ir obteniendo más información al respecto y se los vamos a estar compartiendo ya hemos tenido ahí algún acercamiento con la autoridad para empezar a analizar hacia dónde podemos ir en caso de que se siga desacelerando la actividad económica de los valles”.
Amenaza latente de aranceles
“De hecho, durante tres días que estuvieron los aranceles, todas las empresas agroesportadoras estuvieron pagando el 25%. Fue un golpe importante durante tres días, en lo particular como agroexportador, tres días me representó un costo muy considerable que que como fue algo que se prevenía que pudiera suceder, nadie lo vimos reflejado hasta que sucedió y el impacto estuvo ahí.
Creo que tanto al productor como al consumidor o como a la cadena distribuidor no estábamos preparados al 100 % para afrontarlo.
Aunque lo tuvimos que cumplir, no estábamos preparados y no existían los mecanismos. Ahorita ya están un poco más claras las cosas referentes a los mecanismos de cómo se hace el cálculo del impuesto. Hay empresas que ya tienen mecanismos en donde dicen cómo se lo van a trasladar al consumidor, si el distribuidor va a absorber alguna parte y si el productor va a absorber la otra parte.
De acuerdo a la cadena de distribución y el tipo de cliente, los están mirando de diferentes maneras.
En la cadena de distribución en Estados Unidos tenemos la parte de food service, es la distribución a restaurantes, hoteles, todo lo que es el alimento que se procesa. Y está la parte retail de supermercados, es cómo se divide realmente el mercado de las frutos y verduras en Estados Unidos.
El caso del food service de proceso, bien implícito en los platillos, en el hospedaje, en los cruceros de una forma que lo puedes controlar de una mejor manera.
En el caso del retail (minorista) con el consumidor, con diferentes criterios de comercialización o diferentes tipos de clientes, se pone complicado el quién quiere absorber ese porcentaje, porque el consumidor en sí no va a estar nada contento en absorberlo, el distribuidor tampoco y el productor.
Entonces, creo que tiene que haber una combinación de los tres para que esto pueda funcionar, porque si una sola persona de la cadena lo absorbe, creo que va a ser un impacto muy considerable. Como productores sería impensable que lo pudiéramos absorber, cuando nuestros márgenes en veces son de un dígito, y estamos hablando de un arranzo del 25%, entonces hay adicional e incertidumbre que existe de cómo vas a vender tu producto, a cómo, en dónde.
Entonces, eso lo que observamos, a la una de la tarde, estamos prácticamente esperando el anuncio y de ahí montar las estrategias con nuestros distribuidores.
En la parte de supermercados hay dos megacadenas en Estados Unidos que son los que marcan la tendencia de cómo se va a comercializar, cómo se va pagar, quién lo va a pagar, en este caso es Walmart y el otro es Costco.
Son los grandes distribuidores que marcan la pauta de precios y cómo se va manejar. Entonces, a la espera de ello y esperemos que esto no sea un impacto aún más negativo lo que estamos viviendo en este momento.
Situación de agrícolas estadounidenses en Baja California ¿Se irán?
“No, los intereses de las empresas de Estados Unidos en todo México ahí están directamente, indirectamente o directamente es sembrando, empresas que hacen sus filiales en México, en San Quintín, son muy conocidos las que están ahí. Tenemos el caso de Driscoll, y muchas otras y las que como en mi caso, que soy una empresa familiar 100 % mexicana.
Nuestros intereses están con nuestros distribuidores, que tenemos una alianza comercial, una dependencia del flujo económico y comercial con ellos y la injerencia de ellos está aquí con nosotros y la de nosotros con ellos.
Entonces, creo que no hay un diferencial en el momento ahorita que las empresas digan, me voy a ir. Hay mucho invertido, mucho puesto en riesgo como para decir levanto mis cosas y me voy.
Creemos que nos va a tomar algunas semanas, algunos meses, hacer los ajustes para poder seguir siendo rentables y poder continuar en el negocio porque el tema del alimento no puede parar.
Pudieran parar algunas otras actividades de la economía, pero el tema de la alimentación es algo que tiene que seguir.
El riesgo latente en torno al impacto de todas estas condiciones en el empleo para el campo es relevante.
“Estamos hablando que en la época pico estamos hablando de 120.000 empleos que producen la agricultura en Baja California, 120.000 y podríamos considerar que con la disminución que pudiéramos tener de hasta de un 20, 25, 30 % de superficie, hagamos el cálculo y son muchos empleos”, finalizó.