Durante el 2008 las obras de infraestructura de vivienda que se desarrollaron alrededor provocaron muerte y lesiones a fauna silvestre, de la región contabilizando Profepa, 62 animales de distintas especies  que llegaron para atención médica.

En el proceso se capturó un puma que bajó en busca de alimento a un rancho, se atendió a una gata montés que se introdujo en un edificio de la UABC, y se murió una serpiente de cascabel usada como regalo mortal para una persona.

Se tuvieron en tratamiento, águilas, halcones y hubo una escuela que decidió podar sus árboles para evitar que las garzas marinas anidaran en ella y ensuciaran su banqueta.

Lo cierto es que en el proceso  no fue el animal silvestre el que invadió al habitar humano, sino por el contrario, seres humanos que tras invadir el espacio silvestre, descubrieron que los zorrillos también pueden vivir bajo una estufa.