Deportados y alcohólicos la mayoría
Son mexicanos sin identidad
Uno de los problemas crecientes en la región fronteriza tiene que ver con
los migrantes deportados, que llegan hasta las ciudades vecinas de la frontera,
como es el caso de Ensenada.
Aquí, sin contar con papeles de identidad, estos hombres y mujeres carecen
de oportunidades de empleo y la mayoría terminan sumidos en el alcoholismo y la
drogadicción.
Es común verlos deambular por las vialidades, dormir en edificios
abandonados y terrenos baldíos de la ciudad, lo mismo en pleno centro que en
los cerros o en los cauces de los arroyos, enredándose en un circulo
vicioso que los lleva a la indigencia y no pocas veces hasta la muerte.
Cientos de indigentes que habitan dentro del cauce del arroyo El
Gallo y un gran terreno baldío sobre el bulevar Costero relatan sus
experiencias, mientras fundaciones cristianas, católicas y
asociaciones civiles —como pueden— intentan mitigar la problemática que también
afecta la zona turística del puerto, en donde rondan un aproximado de ochenta
personas en estas condiciones.