Un hogar en el arroyo el Gallo
La realidad que no se cuenta
El arroyo El Gallo, sus puentes y lo que los indigentes llaman el camino
hacia La Jungla, alberga a más de un centenar de indigentes que van y vienen
por esa ruta, fuera de la vista de la mayoría.
“Todos nos conocemos, como doscientos somos” manifiesta un indigente,
que se refirió a los que viven en el cauce del arroyo el Gallo, Playa
Hermosa y un predio ubicado entre el bulevar Costero y Las Dunas.
El arroyo el Gallo atraviesa gran parte de la mancha urbana de
Ensenada.
En un recorrido realizado de este a oeste —partiendo desde abajo del
puente de la avenida Reforma y Libramiento—, se puede apreciar un paisaje
sobrecogedor. El lugar que se encuentra repleto de basura, agua
contaminada e invasores de terrenos quienes principalmente se dedican a
reciclar desechos para sobrevivir.
Ellos son los únicos que tienen un techo improvisado con maderas y cartón,
entre otros materiales.
Pero a unos metros de distancia, a la altura de la avenida Pedro
Loyola y Libramiento, habitan debajo del puente muchos otros indigentes,
la mayoría deportados de los Estados Unidos de América.
Son también en su mayoría alcohólicos que limpian carros y para obtener
algo de dinero, se van a trabajar a los campos de Maneadero cuando pueden. 150
pesos en promedio es lo que obtienen al día y eso lo gastan en alcohol y
comida.
Debajo del puente, aunque solo pernoctan alrededor de 5 personas, es un
concurrido lugar visitados por otros para emborracharse y luego de hacerlo se
retiran.