Estamos de acuerdo en que la falta de agua es un problema que afecta a todos y que racionar el servicio siempre será una medida poco popular, sin embargo, lo que Ensenada le reprochó a la CESPE fue la incapacidad de cumplir con el plan proyectado y eso sólo pudo ser por dos cosas: o se planteó mal o se comunicó mal.

En más de una ocasión, miles de personas permanecieron por días esperando a que el famoso plan se cumpliera, con el calendario de los tandeos en una mano y una cubeta vacía en la otra.

Al inaugurar a principios de este mes un nuevo pozo para extracción de agua, con capacidad de 75 litros por segundo, la CESPE sobreestimó su capacidad real y presumió por todo lo alto que con esto concluía el racionamiento.

Los números en nuestro sondeo sin duda muestran un avance importante en cuanto a la reducción del problema, pero todavía se encuentran muy lejos de poder anunciar que el reto fue superado.

El progreso debió expresarse como tal y habría sido una excelente noticia; exceder las expectativas de la población fue una mala decisión que aporta elementos para que sigamos pensando que si la CESPE dice algo, hay que ponerlo en duda.