No es casual el hecho de que las acciones de gobierno más controvertidas se hayan desarrollado al inicio del sexenio. La apuesta es muy sencilla: los mexicanos tenemos mala memoria.

Para el momento en que haya que renovar a los legisladores federales habrán pasado muchos meses de la aprobación de las reformas más controversiales, especialmente la energética, la fiscal y la educativa. Quizás esperan que al llegar a las urnas, a los fronterizos ya se nos haya olvidado el aumento al IVA del año pasado.

Consideran que nuestra memoria es sólo de corto plazo, por eso tampoco es casual que al inicio de este año hayan sorprendido a todos con el anuncio del fin de los gasolinazos y con cambios en las políticas de cobro en la telefonía celular de larga distancia.

Y hay mas… el PRI conserva debajo de la manga la propuesta formal para reducción de diputados plurinominales, que será una carta para ponerse en juego si las encuestas anticipan la pérdida de mayoría en el congreso.

Estamos ante un felizmente calculado 2015 porque es estratégico para el presidente y su partido que así parezca, lo que no necesariamente implica que así sea.

A nivel nacional los estrategas tendrán que lidiar con el control de daños por temas como el de Ayotzinapa; en la frontera, de alguna manera tendrán que justificar todas las medidas absurdas que se siguen implantando ante un total desconocimiento de la región. La más reciente, el control en la compra venta de dólares.

Finalmente, a la evaluación realizada por los ciudadanos habrá que sumar el posicionamiento de los candidatos que cada partido envíe a la contienda. En ese sentido, hasta el momento, la caballada esta mas tristemente flaca que nunca.