A propósito de las altas probabilidades de lluvias intensas durante el próximo invierno, por el pronóstico de “Niño”, la semana pasada le planteamos: Ante la ausencia de la Comisión Nacional del Agua como autoridad para frenar las invasiones en lechos de arroyos ¿quién debe actuar? Una ligera mayoría opina que debe ser el Ayuntamiento. Gracias a todos por expresar su opinión.
Hace muchos años, mientras platicaba con periodistas que iniciaron sus carreras en la década de los sesentas, surgió el tema de la calificación a los presidentes municipales que vieron desempeñar su función.
Cuando llegamos a Luis González Ruiz (1977 - 1980) todos coincidieron en que resultaba imposible tener una visión objetiva de su mandato, pues ¨se la pasó rescatando damnificados por las lluvias¨, coincidieron.
Aunque los estragos de aquella tormenta se vivieron en toda la región, en la zona urbana lo más lamentable fue la manera en que la naturaleza le pasó la factura a quienes decidieron vivir demasiado cerca de los arroyos.
En México corresponde a la Comisión Nacional del Agua vigilar las áreas que pudieran verse afectadas por grandes torrentes de agua, sin embargo, basta hacer una revisión somera por algunos arroyos para darse cuenta que estos espacios no han sido supervisados.
Si como dice el dicho se acierta al pensar mal, también cabe la posibilidad de que las revisiones hayan sido para obtener algún beneficio por parte de quienes ya establecieron sus viviendas, sin conciencia de los riesgos a que se verán expuestos durante la próxima temporada de lluvias.
En nuestro sondeo preguntamos por una autoridad alternativa a la Comisión Nacional del Agua, porque el gobierno federal ya dio demasiadas muestras de lo poco que le preocupa el bienestar de quienes vivimos aquí.
Ojalá que esa relajada forma de entender el servicio público no se traduzca en pérdidas humanas. Para lo material siempre están disponibles las secretarías de desarrollo social y su insoportable vocación promotora de votos.
Sin embargo, le interese o no a la CONAGUA, es su responsabilidad mas allá de que sea una dependencia omisa.