La semana pasada le planteamos: Las candidaturas independientes para las próximas elecciones... ¿resultaron ser lo que usted esperaba? Siete de cada diez nos dicen que no. Gracias a todos por expresar su opinión.
En todo el Estado, el registro de los aspirantes a candidato independiente se siguieron con mucha atención, por supuesto, en la espera de algún superman conocido pero insospechado y de ahí la gran expectativa.
En otros años, una fuerte amenaza para los partidos grandes era que el segundo favorito abandonaba su partido en medio de un gran berrinche, para competir por alguna de las muchas franquicias políticas que presumen de alternativa pero no hacen más que vivir de las prerrogativas públicas.
El líder se separa y arrastra con él buna parte de las simpatías, lo que en algunos casos fue suficiente para lograr el triunfo, como sucedió hace mas de treinta años con David Ojeda que al no ser candidato del PRI, ganó como contendiente de un casi invisible PST.
En esta ocasión, los tiempos dictados por la autoridad electoral obligaron a los militantes a permanecer al interior de sus partidos hasta que se decida que nombre se coloca en la boleta. Después de eso, todo será demasiado rápido.
Al día de hoy, los aspirantes a candidato independiente se mantienen ocupados en una recaudación de firmas que se antoja imposible sin una costosa estructura técnica y humana; en los partidos, las indefiniciones mantienen el posicionamiento de los posibles, que además, llegarán al segundo round sin tanto desgaste y con más presupuesto.
Ante todo esto me queda claro que después de lo sucedido con El Bronco en Nuevo León, hubo alguien que si aprendió la lección y ese conocimiento se está utilizando ampliamente para evitar que suceda de nuevo.